sábado, 23 de octubre de 2021

XXII domingo después de Pentecostés

XXII DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

II clase, verde

Gloria, credo y prefacio de la Santísima Trinidad

 

La indignación de Jesús ante los fariseos ha de ser para nosotros una lección. Jamás se ha censurado tan severamente la hipocresía. Siempre odiosa, lo es doblemente cuando con ella tratamos de sustraernos a los deberes para con Dios. Ocurre a veces que una excesiva preocupación por nuestros deberes para con los hombres deja muy a la sombra lo que debemos al que es nuestro Creador y soberano Señor. Meditemos bien las palabras de Cristo: "Dad al César lo que es del César, y a Dios lo que es de Dios".

Es estos últimos domingos del año litúrgico evoca la Iglesia el día de Cristo, que será el del fin del mundo, cuando vuelva a juzgar. Nos invita a esperarle con confianza, no apoyándonos en nuestros méritos, pues el hombre ante Dios no es más que miseria, sino asiéndonos a la misericordia divina, y recordando que no cesa el Omnipotente de proseguir hasta su consumación la obra salvífica que ha comenzado en nosotros. 

___

Interpretación de los textos de la misa en relación con las lecturas de Maitines. (No todos los años coincide). Lo que algunos han llamado rebelión de los Macabeos, es un testimonio magnífico del respeto debido a las cosas divinas, a la Ley de Dios, a su Culto, a su Templo. Nos dicen los santos Libros que, viéndose apurado Judas y sabiendo que los romanos eran los amos del mundo, los llamó en su ayuda, llegando el Senado a firmar con el Macabeo un tratado de paz y de alianza, tratado que después fue renovado por Jonatás y luego por su hermano Simeón. Pero muy pronto la guerra civil vino a desgarrar a aquel reino ya medio deshecho, pues dos hermanos enemigos se disputaban la corona. Uno de ellos creyó conveniente llamar en su ayuda a los romanos, los cuales vinieron en efecto, apoderándose Pompeyo de Jerusalén el año 63, con lo cual Palestina vino a ser colonia romana, porque Roma jamás soltaba lo conquistado por sus armas. Con esto, el Senado romano nombró a Herodes rey de los judíos, y éste, más por bienquistarse a sus nuevos súbditos que por devoción, volvió a levantar por vez tercera el Templo de Jerusalén, el mismo en que había luego de entrar triunfalmente Jesús, nuestro divino Salvador. Desde entonces el pueblo judío hubo de pagar tributos a Roma.  Así la escena evangélica de la misa enlaza perfectamente con lo anterior, y tuvo lugar en los últimos días de la vida de Jesús, confundiendo el Maestro a sus rabiosos émulos, que no esperaban había de responder con tanto acierto a su insidiosa pregunta de si había o no de pagarse tributo al emperador romano, su señor. Si Jesús respondía que si, se indisponía con el pueblo que llevaba mal resignado el yugo romano; si decía que no, caería sobre Él la furia del fisco. Pero Jesús, con su infinita sabiduría, sin contestar con una evasiva, supo dar la más atinada respuesta al capcioso dilema, trazándonos al propio tiempo un programa de nuestros deberes cívicos y religiosos, los cuales no pugnan entre sí. Al poder secular, que gobierna con la autoridad participada de la de Dios, los pueblos deben tributos metálicos, respeto y acatamiento a sus justas órdenes y leyes*. A Dios se le debe amor, servicio y adoración rendida de cuerpo y alma, se le debe de justicia el culto litúrgico. Nosotros somos la moneda que Dios troquela a su imagen; y Dios reclama esa moneda como el César la suya.

El Evangelio y la misma Epístola, estando ya pronto a expirar el año litúrgico, nos traen la memoria de los últimos días del mundo y de cada hombre, y el justo juicio de Dios en el día de Cristo Jesús (Ep.).

Pidámosle, pues, la perseverancia final en el bien, que es la gracia de las gracias. "Que nuestra caridad vaya en aumento, procurando llegar a la plenitud de Cristo, a que se verifique en nosotros el ideal, el cual consiste en que se forme en nosotros Cristo". Pongamos nuestra confianza en Jesús "para ese día tremendo en que los mismos cielos y tierra han de temblar", porque, "si Dios se fijase en nuestras iniquidades, ¿quién sería capaz de resistir su mirada?" (Int.). Pero Dios es el apoyo de los que en Él esperan (Alel.) y en el Dios de Israel se encuentra la miseri cordia (Int., Sec.), y la tendrá para con nosotros, si nosotros la tenemos con nuestros hermanos.   En la hora del peligro acudamos al recurso magno de la oración, porque "si invocamos al Señor, Él nos oirá" (Com.). Teniendo en cuenta que la oración eminentemente social y fraternal que Dios escucha con preferencia es la oración litúrgica, la oración de la Iglesia, su Esposa. Por quererla tanto como la quiere, no puede resultar fallida, y la oye, como el rey Asuero oyó la de su esposa Ester cuando quiso salvar a su pueblo.

___

El Introito expresa los sentimientos del pueblo judío durante el cautiverio de Babilonia. Humildemente confiesa que aún merece mayores castigos por sus iniquidades. Con todo, reconoce ser más grande la misericordia de Dios que su malicia. Esto los consuela y esfuerza para confiar en la bondad infinita de Dios. La Epístola nos demuestra la ternura con que San Pablo miraba a los fieles de la ciudad de Filipos, los cuales, por su parte, le correspondían afectuosos, y le daban señales muy claras de su reconocimiento por las gracias espirituales que les había procurado desde su conversión, asistiéndole en sus necesidades e interesándose en sus prisiones. Habiendo resuelto los fariseos sorprender a Jesús, por lo menos en sus palabras, ya que nada hallaba reprensible en sus obras, no cesaban de tenderle lazos, haciéndole preguntas capciosas. La que hoy nos recuerda el Evangelio, era delicada, pero la respuesta del Salvador, que leía en su corazón los malos designios que en él abrigaban, nos sirvió más que para cubrirlos de confusión, haciendo brillar su divina sabiduría.

 

INTROITO Salmo 129, 3-4. 1-2

Ante el pensamiento de la grandeza del Señor, pide a Dios la Iglesia que olvide las faltas de los hombres para no atender más que a su misericordia.

Si iniquitátes observáveris, Dómine, quis sustinébit? Quia apud te propitiátio est, Deus Israël. V/. De profúndis clamavi ad te, Dómine: Dómine exaudi vocem meam. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén

Si miras, Señor, nuestros pecados, Señor, ¿quién resistirá? Más en ti reside la misericordia, ¡oh Dios de Israel!  V/. Del fondo del abismo clamo a ti, Señor; Señor, oye mi voz. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

 

COLECTA

Deus, refúgium nostrum, et virtus: adésto piis Ecclésiæ tuæ précibus, auctor ipse pietátis, et presta: ut quod fidéliter pétimus, efficáciter consequámur. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.

Oh Dios!, refugio y for­taleza nuestra, oye las piadosas plegarias de tu Iglesia, tú, el autor mismo de toda piedad, y haz que consigamos eficazmente lo que con fe pedimos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

 

EPÍSTOLA Filipenses 1, 6-11

La Iglesia continúa su obra de evangelización en espera de la «vuelta del Señor». Su alegría, como la de San Pablo, es ver extenderse la vida cristiana por el mundo y su anhelo, sentirla progresar en cada uno de nosotros.

Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Philíppenses.

Fratres: Confídimus in Dómino Jesu, quia qui cœpit in vobis opus bonum perfíciet usque in diem Christi Jesu. Sicut est mihi justum hoc sentíre pro ómnibus vobis: eo quod hábeam vos in corde, et in vínculis meis, et in defensióne, et confirmatióne Evangélii, sócios gáudii mei omnes vos esse. Testis enim mihi est Deus, quómodo cúpiam omnes vos in viscéribus Jesu Christi. Et hoc oro ut cáritas vestra magis ac magis abúndet in sciéntia, et in omni sensu: ut probétis potióra, ut sitis sincéri, et sine offénsa in diem Christi, repléti fructu justítiæ per Jesum Christum, in glóriam et laudem Dei.

Lección de la carta del Apóstol san Pablo a los Filipenses

Hermanos: Esta es nuestra confianza: que el que ha inaugurado entre vosotros esta buena obra, la llevará adelante hasta el Día de Cristo Jesús. Esto que siento por vosotros está plenamente justificado: os llevo en el corazón, porque tanto en la prisión como en mi defensa y prueba del Evangelio, todos compartís mi gracia. Testigo me es Dios del amor entrañable con que os quiero, en Cristo Jesús. Y esta es mi oración: que vuestro amor siga creciendo más y más en penetración y en sensibilidad para apreciar los valores. Así llegaréis al Día de Cristo limpios e irreprochables, cargados de frutos de justicia, por medio de Cristo Jesús, para gloria y alabanza de Dios.

 

GRADUAL Salmo 132, 1-2

Ecce quam bonum, et quam jucúndum, habitáre fratres in unum! V/. Sicut unguéntum in cápite, quod descéndit in barbam, barbam Aaron.

¡Oh, qué bueno y delicioso vivir los hermanos en unión! V/. Es como un perfume valioso sobre la cabeza, que se desliza por la barba, la barba de Aarón.

 

ALELUYA Salmo 113, 11

Allelúja, allelúja. V/. Qui timent Dóminum sperent in eo: adjútor et protéctor eórum est. Allelúja.

Aleluya, aleluya. V/.  Los que teméis al Señor, confiad en él; es vuestro amparo vuestra defensa.

 

 

EVANGELIO Mateo 22, 15-21

El cumplimiento de nuestros deberes para con los hombres nada ha de sustraer al soberano dominio de Dios.

Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthǽum.

In illo témpore: Abeúntes Pharisǽi consílium iniérunt ut cáperent Jesum in sermóne. Et mittunt ei discípulos suos cum Herodiánis, dicéntes: "Magister, scimus quia verax es, et viam Dei in veritáte doces, et non est tibi cura de áliquo: non enim réspicis persónam hóminum: dic ergo nobis quid tibi vidétur, licet censum dare Cǽsari, an non?" Cógnita autem Jesus nequítia eórum, ait: "Quid me tentátis, hypócritæ? Osténdite mihi numísma census." At illi obtulérunt ei denárium. Et ait illis Jesus: "Cujus est imágo hæc et suprascríptio?" Dicunt ei: "Cǽsaris." Tunc ait illis: "Réddite ergo quæ sunt Cǽsaris, Cǽsari; et quae sunt Dei, Deo.

Continuación del Santo Evangelio según San Mateo

En aquel tiempo: Se retiraron los fariseos y llegaron a un acuerdo para comprometer a Jesús con una pregunta. Le enviaron algunos discípulos suyos, con unos herodianos, y le dijeron: «Maestro, sabemos que eres sincero y que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad, sin que te importe nadie, porque no te fijas en apariencias. Dinos, pues, qué opinas: ¿es lícito pagar impuesto al César o no?». Comprendiendo su mala voluntad, les dijo Jesús: «Hipócritas, ¿por qué me tentáis? Enseñadme la moneda del impuesto». Le presentaron un denario. Él les preguntó: «¿De quién son esta imagen y esta inscripción?». Le respondieron: «Del César». Entonces les replicó: «Pues dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

Se dice Credo

 

OFERTORIO Ester 14, 12-13

Recordáre mei, Dómine, omni potentáti dóminans: et da sermónem rectum in os meum, ut pláceant verba mea in conspectu príncipis.

Acuérdate de mí, Señor, tú que dominas sobre toda potestad; y pon en mi boca palabras rectas, para que puedan con ellas agradar al rey.

 

SECRETA

Da, miséricors Deus: ut hæc salutáris oblátio et a própriis nos reátibus indesinéntur expédiat, et ab ómnibus tueátur advérsis. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,

Haz, ¡oh Dios misericordioso!, que esta oblación saludable nos libre sin cesar; de nuestros propios pecados, y nos defienda de todo lo adverso. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios

 

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD

Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:

En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancias Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.

 

COMUNIÓN Salmo 16, 6

Ego clamávi, quóniam exaudísti me, Deus: inclina aurem tuam, et exáudi verba mea.

A ti invoco, Dios míos tú me escucharás. Inclina a mí tu oído y escucha mis palabras.

 

POSCOMUNIÓN

Sumpsimus, Dómine, sacri dona mystérii, humíliter deprecántes: ut quæ in tui commemoratiónem nos fácere præcepísti, in nostræ profíciant infirmitátis auxílium: Qui vivis et regnas cum Deo Patre in unitate Spritus Sancti Deus, per omnia saecula saeculorum. Amén.

Habiendo recibido, Señor, los dones del sagrado misterio, te rogamos humildemente que sirva de auxilio a nuestra flaqueza lo que nos mandaste hacer en memoria tuya. Tú que vives y reinas con Dios Padre, en la unidad del Espíritu Santo, y eres Dios por los siglos de los siglos. Amén.

XXII Domingo Después de Pentecostés. Leccionario

XXII Domingo Después de Pentecostes. Propio y Ordinario de la santa misa

XXII Domingo Después de Pentecostes. Guía de los fieles para la santa misa cantada. Kyrial Orbis Factor

Folleto Bilingue (más abajo)
 

XXII Domingo Después de Pen... by IGLESIA DEL SALVADOR DE TOL...