jueves, 9 de septiembre de 2021

XVI domingo después de Pentecostés



XVI DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTÉS
II clase, verde
Gloria, credo y prefacio de la Santísima Trinidad

Job es el tipo del hombre justo, a quien el diablo orgulloso quiere humillar, por ver si logra rebelarlo contra Dios.  Pero sucedió lo contrario de lo que él quería y esperaba, pues lejos de blasfemar contra el Altísimo, y de cocear rabiosamente contra el aguijón, besó sumiso y humilde la mano que le hería.
En Job tenemos todos los cristianos un modelo perfecto del hombre humilde y resignado a la divina voluntad y muy pronto ensalzado en premio de su humildad y rendimiento (Evangelio).
El orgullo es un vicio detestable y odiosísimo por el cual el hombre busca elevarse más alto de lo que en realidad es, contra el dictado de la misma razón. Fúndase en error e ilusión, al  revés de la humildad, que se cimenta en la verdad pura. El hombre que la posee tiene de sí un concepto exacto. El humilde se tiene por poca cosa, y se abaja hasta el suelo de su vileza, reconociendo que si algo hay en él, es puro don de Dios, por lo cual no se engríe con hacienda y arreos ajenos. El soberbio viene a ser como el hidrópico del Evangelio, que, repleto de malos humores, parece rebosar salud y fuerzas, cuando en realidad está enfermo y sólo merece lástima. Está inflado, e inflados de aire y de humo vano están también los soberbios: hinchazón que no es salud, sino peligrosa enfermedad.
La soberbia impide al hinchado la entrada en el reino de los cielos, cuya puerta se nos dice ser estrecha; por ella con dificultad caben los ricos cargados de vanidades y tesoros, como tampoco así los soberbios.
Así que, lejos de infatuarnos con un orgullo y loca vanidad, procuremos ser humildes, pues se pone esto como condición absoluta para entrar en el reino de los cielos: "Si no os hiciereis como parvulitos, no entraréis en el reino de los cielos", dijo y repitió la boca de la Verdad misma.
Cierto que es muy grande la dignidad del cristiano, que somos muy ricos; pero todo lo debemos a la inmensa liberalidad de Cristo, el cual nos hizo grandes y ricos, haciéndose Él pobre y pequeñito.
Al Padre que en su Hijo benditísimo nos dio todo lo mejor que tenía, sea la gloria en Jesucristo y en la Iglesia por siempre jamás (Epístola). Cantémosle por ello un cántico nuevo (Aleluya), y que todas las naciones y reyes pregonen su gloria porque Dios ha establecido a su pueblo en la celestial Jerusalén (Gradual). Al pueblo de los humildes que destina a su beatifica visión, y que será después el pueblo de los ensalzados, que en este mundo no tienen otra palabra en la boca sino aquélla del Salmista: "No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre debe darse gloria.
...
El Introito de la Misa está tomado del mismo salmo que el domingo precedente. Nada hay más afectuoso que esta oración. Ella debe ser familiar a todas las personas afligidas, y a las que padecen alguna violenta contrariedad.
La Epístola de la Misa nos recuerda aquel pasaje de San Pablo a los fieles de Éfeso, en donde el apóstol siempre perseguido, siempre entre las cruces y los tormentos, exhorta a sus discípulos a que no se escandalicen y desanimen atendiendo a los males que sufre por ellos en las funciones de su ministerio.
Las palabras del Apóstol deben también animarnos a permanecer firmes a las adversidades, las que, dice, han de constituir nuestra gloria. Ellas nos enseñan a vivir la vida de Cristo, a formarnos interiormente por Espírito Santo conforme a la imagen de nuestro divino Salvador, viviendo de la fe, fundados en la caridad para que podamos comprender las sobre eminente caridad de Cristo, y llenarnos de las ciencias de Dios. Todo esto lo puede realizar Aquel a quien se lo y que obra en nosotros por Cristo.
Él es quien en el Evangelio nos convida a las bodas del cielo, cuyo preludio admirable hallamos en el sagrado banquete de la Eucaristía.

INTROITO Salmo 85, 3,5,1.
Miserére mihi, Dómine, quóniam ad te clamávi tota die: quia tu, Dómine suávis ac mitis es, et copiósus in misericórdia ómnibus invocántibus te. V/. Inclína, Dómine, aurem tuam mihi, et exáudi me: quóniam inops, et pauper sum ego. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén
Señor, ten misericordia de mí, pues todo el día clamo a ti; porque tú, Señor, eres suave y benigno, y de mucha misericordia con todos los que te invocan. V/. Inclina, Señor, tu oído a mis ruegos, y escúchame, porque soy desvalido y pobre. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA
Sabe muy bien el cristiano que todo se lo debe a Dios y a su gracia. Por ello implora su ayuda para mantenerse en la práctica del bien.
Tua nos, quǽsumus, Dómine, grátia semper et prævéniat et sequátur: ac bonis opéribus júgiter præstet esse inténtos. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.

Te suplicamos, Señor, que nos prevenga siempre y acompañe tu gracia, y nos haga solícitos y constantes en la práctica de las buenas obras.  Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA Efesios 3,13-21
En medio de muchas preocupaciones, piensa san Pablo en la inmensa riqueza del misterio de Cristo, que debe anunciar por todo el mundo, y su oración se convierte en un cántico de acción de gracias.
Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Ephésios.
Fratres: Obsecro vos, ne deficiátis in tribulatiónibus meis pro vobis quae est gloria vestra. Hujus rei grátia flecto genua mea ad Patrem Dómini nostri Jesu Christi, ex quo omnis patérnitas in caelis et in terra nominátur, ut det vobis secúndum divítias glóriæ suæ, virtúte corroborári per Spíritum eius in interióre hóminem, Christum habitáre per fidem in córdibus vestris: in caritáte, radicáti, et fundáti, ut possitis comprehéndere cum ómnibus sanctis, quæ sit latitúdo et longitúdo et sublímitas, et profúndum: scire étiam supereminéntem sciéntiæ caritátem Christi, ut impleámini in omnem plenitúdinem Dei. Ei autem qui potens est ómnia fácere superabundánter quam pétimus, aut intellígimus, secúndum virtútem quæ operátur in nobis: ipsi glória in Ecclésia, et in Christo Jesu, in omnes generatiónes sǽculi sæculórum. Amen

Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Efesios

Hermanos: Así pues, os pido que no os desaniméis ante lo que sufro por vosotros, pues redunda en gloria vuestra. Por eso doblo las rodillas ante el Padre, de quien toma nombre toda paternidad en el cielo y en la tierra, pidiéndole que os conceda, según la riqueza de su gloria, ser robustecidos por medio de su Espíritu en vuestro hombre interior; que Cristo habite por la fe en vuestros corazones; que el amor sea vuestra raíz y vuestro cimiento; de modo que así, con todos los santos, logréis abarcar lo ancho, lo largo, lo alto y lo profundo, comprendiendo el amor de Cristo, que trasciende todo conocimiento. Así llegaréis a vuestra plenitud, según la plenitud total de Dios. Al que puede hacer mucho más sin comparación de lo que pedimos o concebimos, con ese poder que actúa entre nosotros; a él la gloria en la Iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones de los siglos de los siglos. Amén.


GRADUAL Salmo 101,16-17
Timébunt gentes nomen tuum, Dómine, et omnes reges terræ glóriam tuum. V/.  Quóniam ædificávit Dóminus Sion, et vidébitur in majestáte sua.
Los pueblos venerarán tu nombre ¡oh Señor!, y todos los reyes de la tierra, tu gloria. V/.  Porque el Señor reconstruirá Sión y allí será visto en su majestad.

ALELUYA Salmo 97, 1
Allelúja, allelúja. V/. Cantáte Dómino cánticum novum: quia mirabília fecit Dóminus. Allelúja.
Aleluya. Aleluya. V/. Cantad al Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas. Aleluya.

EVANGELIO  Lucas 14, 1-11
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam.
In illo témpore:.cum intráret Jesus in domum cujúsdam príncipis pharisæórum sábbato manducáre panem, et ipsi observábant eum. Et ecce homo quidam hydrópicus erat ante illum. Et respóndens Jesus dixit ad legisperítos et pharisæos dicens si "licet sábbato curáre?" At illi tacuérunt. Ipse vero adprehénsum sanávit eum, ac dimísit. Et respóndens ad illos, dixit: "Cujus vestrum ásinus, aut bos in púteum cadet, et non contínuo éxtrahet illum die sábbati?" Et non póterant ad hæc respondére illi. Dicébat autem et ad invitátos parábolam, inténdens quómodo primos accúbitus elígerent, dicens ad illos: "Cum invitátus fúeris ad nuptias, non discúmbas in primo loco, ne forte honorátior te sit invitátus ab illo, et veniens is, qui te, et illum vocávit, dicat tibi: 'Da huic locum,' et tunc incípias cum rubóre novíssimum locum tenére. Sed cum vocátus fúeris, vade, recúmbe in novíssimo loco: ut, cum vénerit qui te invitávit, dicat tibi: 'Amice, ascénde supérius.' Tunc erit tibi glória coram simul discumbéntibus: quia omnis qui se exáltat humiliábitur: et qui se humíliat exaltábitur."

Continuación del Santo Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo: Un sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando. Había allí, delante de él, un hombre enfermo de hidropesía, y tomando la palabra, dijo a los maestros de la ley y a los fariseos: «¿Es lícito curar los sábados, o no?». Ellos se quedaron callados. Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió. Y a ellos les dijo: «¿A quién de vosotros se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca enseguida en día de sábado?». Y no pudieron replicar a esto. Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola: «Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro, y te diga: “Cédele el puesto a este”. Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto. Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga: “Amigo, sube más arriba”. Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales. Porque todo el que se enaltece será humillado; y el que se humilla será enaltecido».

Se dice Credo

OFERTORIO Salmo 39, 14-15
Dómine, in auxílliam meum réspice: confundántur et revereántur, qui quærunt ánimam meam, ut áuferant eam: Dómine in auxílliam meum réspice.
Vuelve, Señor, a mí tus ojos para socorrerme; queden confusos y avergonzados los que buscan mi vida: Señor, vuelve a mí los ojos para socorrerme.

SECRETA
Munda nos, quǽsumus, Dómine, sacrifícii præséntibus efféctu: et pérfice miserátus in nobis; ut ejus mereámur esse partícipes. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,

Te rogamos, Señor, nos purifiques en virtud del presente sacrificio; y hagas, por tu misericordia, que merezcamos participar de él. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Arcángeles, los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.

COMUNIÓN Salmo 70, 16-18
Dómine, memorábor justítiæ tuæ solíus: Deus, docuísti me a juventúte mea: et usque in senéctam et sénium, Deus, ne derelínquas me.
Me acordaré, Señor, de sola tu justicia. Tú fuiste mi maestro, ¡oh Dios!, desde mi juventud; hasta la vejez y decrepitud no me desampares, Dios mío.

POSCOMUNIÓN
Purifica, quǽsumus, Dómine, mentes nostras benígnus, et rénova cæléstibus sacraméntis: ut consequéntur et córporum præsens páriter, et futúrum capiámus auxílium. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
Te rogamos, Señor, purifiques benigno nuestras almas y las renueves con los sacramentos celestiales, a fin de recibir para nuestros cuerpos asistencia al presente y en el futuro. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

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XVI Domingo Despues de Pentecostes. Propio y Ordinario de la santa misa

XVI Domingo Después de Pentecostes. Guía de los fieles para la santa misa cantada. Kyrial Orbis Factor

XVI Domingo Después de Pentecostés. Leccionario


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