Suscépimus,
Deus, misericórdiam tuam in médio templi tui: secúndum nomen tuum, Deus, ita
et laus tua in fines terræ: justítia plena est déxtera tua. V/.
Magnus Dóminus, et laudábilis nimis:
in civitáte Dei nostri, in monte sancto ejus. V/.
Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut
erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén
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Hemos
recibido, ¡oh Dios!, tu misericordia en medio de tu templo; como tu nombre,
¡oh Dios!, así tu gloria llega hasta los confines de la tierra; tu diestra da
la salvación. V/. Grande
es el Señor y dignísimo de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, en su
monte santo. V/. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
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Largíre
nobis, quǽsumus, Dómine, semper spíritum cogitándi qui recta sunt, propítius
et agéndi: ut, qui sine te esse non póssimus, secúndum te vívere valeámus. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum
vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula
saeculorum. Amen.
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Te
rogamos, Señor, nos concedas propicio la gracia de pensar y obrar siempre con
rectitud; y, pues sin ti no podemos subsistir, llevemos una vida conforme a
tu voluntad. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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Léctio
Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Romános.
Fratres: Debitóres sumus non carni, ut secúndum carnem vivámus. Si enim secúndum carnem vixéritis, moriémini: si autem Spíritu facta carnis mortificavéritis, vivétis. Qui-cúmque enim spíritu Dei agúntur, ii sunt fílii Dei. Non enim accepístis spíritum servitútis íterum in timóre, sed accepístis spíritum adoptiónis filiórum, in quo clamámus: Abba (Pater). Ipse enim Spíritus testimónium reddit spíritui nostro, quod sumus fílii Dei. Si autem fílii, et herédes: herédes quidem Dei, coherédes autem Christi. |
Lección de la carta del Apóstol san Pablo a los Romanos. Hermanos: Somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis. Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, esos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo. |
Esto
mihi in Deum protectórem, et in locum refúgii, ut salvum me fácias. V/. Deus, in te sperávi: Dómine, non confúndar
in ætérnum.
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Sé para mí
el Dios que protege y un lugar de refugio, para que me salves. V/. En
ti, Señor, he buscado amparo; no sea jamás confundido.
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Allelúja,
allelúja. V/. Magnus Dóminus, et laudábilis valde, in
civitáte Dei nostri, in monte sancto ejus. Allelúja
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Aleluya,
aleluya. V/. Grande es
el Señor y muy digno de alabanza en la ciudad de nuestro Dios, en su monte
santo. Aleluya.
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Sequentia
sancti Evangelii secundum Lucam.
In
illo témpore: Dixit Jesus discípulis suis parábolam hanc: «Homo quidam erat
dives, qui habébat víllicum: et hic diffamátus est apud illum, quasi
dissipásset bona ipsíus. Et vocávit illum, et ait illi: “Quid hoc áudio de
te? redde ratiónem vilicatiónis tuæ: jam enim non póteris villicáre.” Ait
autem víllicus intra se: “Quid fáciam, quia dóminus meus aufert a me
villicatiónem? fódere non váleo, mendicáre erubésco. Scio quid fáciam, ut,
cum amotus fúero a villicatióne, recípiant me in domos suas.” Convocátis
ítaque síngulis debitóribus dómini sui, dicébat primo: “Quantum debes dómino
meo?” At ille dixit: “Centum cados ólei.” Dixítque illi: “Accipe cautiónem
tuam et: sede cito, scribe quinquagínta.” Deínde álii dixit: “Tu vero quantum
debes?” Qui ait centum choros trítici.” Ait illi: “Accipe lítteras tuas, et
scribe octogínta.” Et laudávit dóminus víllicum iniquitátis, quia prudénter
fecísset: quia fílii hujus sæculi prudentióres fíliis lucis in generatióne
sua sunt. Et ego vobis dico: fácite vobis amícos de mammóna iniquitátis: ut
cum defecéritis, recípiant vos in ætérna tabernácula.»
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Continuación del Santo Evangelio según San Lucas. En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes. Entonces lo llamó y le dijo: “¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”. El administrador se puso a decir para sí: “¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero: “¿Cuánto debes a mi amo?”. Este respondió: “Cien barriles de aceite”. Él le dijo: “Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”. Luego dijo a otro: “Y tú, ¿cuánto debes?”. Él dijo: “Cien fanegas de trigo”. Le dice: “Toma tu recibo y escribe ochenta”. Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.
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Pópulum
húmilem salvum fácies, Dómine, et óculos superbórum humiliábis: quóniam quis
Deus præter te, Dómine?
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Tú salvas
al pueblo humilde, y humillas los ojos de los soberbios, porque ¿qué otro
Dios hay fuera de ti, Señor?
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Suscipe,
quǽsumus, Dómine, múnera, quæ tibi de tua largitáte deférimus: ut hac
sacrosáncta mystéria, grátiæ tuæ operánte virtúte, et præséntis vitæ nos
conversatióne sanctíficent, et ad gáudia sempitérna perdúcant. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum
vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,
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Te
rogamos, Señor, aceptes propicio los dones que recibidos de tus manos, te
ofrecemos, para que, mediante la operación de tu gracia, nos santifiquen
estos sacrosantos misterios en la presente vida, y nos conduzcan a los goces
eternos. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios
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Vere
dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias
ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito
Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus
singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua
gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine
differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque
Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte
adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac
Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:
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En verdad
es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo lugar,
Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y
con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la
individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola
sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también
de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que
confesando una verdadera y eterna
Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la
esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los
Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo
a una voz.
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Gustáte
et vidéte, quóniam suávis est Dóminus: beátus vir, qui sperat in eo.
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Gustad y
ved cuán suave es el Señor; dichoso el varón que en él confía.
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Sit
nobis, Dómine, reparátio mentis et córporis cæléste mystérium: ut, cujus
exséquimur cultum, sentiámus efféctum. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in
unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
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Sírvanos,
Señor, este celestial misterio para reparación de alma y cuerpo; para que
al celebrarlo, experimentemos sus saludables efectos. Por nuestro
Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu
Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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VIII Domingo Después de Pentecostés. Leccionario 1962
VIII Domingo Después de Pentecostes. Guía de los fieles para la santa misa cantada. Kyrial Orbis Factor
VIII Domingo Despues de Pentecostes. Propio y Ordinario de la santa misa
COMENTARIO LITÚRGICO CARD. SHCUSTERSUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA - SERMÓN DE SAN ANTONIO DE PADUA
COMENTARIOS AL EVANGELIO
8th
Sunday after Pentecost - Epistle
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8th
Sunday after Pentecost - Gospel
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