Domingo entre el día 2 y 5 de enero, en su defecto, el día 2 de enero.
EL SANTÍSIMO NOMBRE DE JESÚS
II clase, blanco
Gloria, Credo, Prefacio de Navidad.
El nombre de Jesús es prenda de salvación para los que lo invocan. El Santísimo Nombre de Jesús, invocado por los fieles desde los comienzos de la Iglesia, comenzó a ser venerado en las celebraciones litúrgicas en el siglo XIV. San Bernardino de Siena y sus discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús: "Yahweh es salvación" con el monograma del Santo Nombre IHS (abreviación del nombre de Jesús en Griego, ιησουσ) y añadiendo el nombre de Jesús al Ave María. Como fiesta litúrgica fue introducida en el siglo XVI. En 1530 el Papa Clemente VII concedió por vez primera a la Orden Franciscana la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.
El nombre de Jesús es poderoso. Nombre tan santo como el de Jesús, forzoso es que sea sumamente poderoso. Santidad supone poder. Santos son los sacramentos, y obran maravillas de gracia en las almas que lo reciben. Por medio de la santidad de María y de las virtudes heroicas de los santos ¡cuántas obras milagrosas ha producido el Señor! El nombre de Jesús es eminentemente santo y por lo tanto infinitamente poderoso.
Por los milagros que obra.- El más estupendo de todos fue la conversión del mundo pagano. Milagro que condensa en sí mismo una cantidad asombrosa de prodigios.
Desaparición del paganismo.- El primero de todos es la desaparición del paganismo y la destrucción del reino de las tinieblas y el exterminio de la idolatría. Pobres, sin otro prestigio ni otras armas que el poder de lo alto, llevando en los labios el nombre de Jesús, los apóstoles se desparramaron por el mundo dispuestos a conquistarlo para su Maestro. El príncipe de este mundo fue vencido; su trono cayó desmoronado, los espíritus malignos fueron puestos en vergonzosa huida, los oráculos enmudecieron, los altares de los ídolos rodaron por el polvo y el reino de las tinieblas fue reducido a la impotencia.
Conversión de los pueblos.- Mayor aún fue el milagro de la conversión de los pueblos al cristianismo, esto es, la instauración del reino de Dios sobre las ruinas del reino de Satanás.
Los principios milenarios del paganismo fueron sustituidos por la sublime constitución de la moral cristiana.
El orgullo, la ambición, la inmoralidad del mundo antiguo cedieron su lugar a la humildad, la pobreza y la castidad. Surgieron por todas partes conventos y monasterios, y se contaron por millares sus habitadores. Los desiertos se poblaron de ermitaños y penitentes. Por millares se contaron los mártires de toda raza, sexo, edad y condición, que derramaron la sangre en testimonio de la santidad del nombre de Jesús.
No menos importantes son los efectos maravillosos que el santísimo nombre del Redentor produce todavía hay en el campo de las misiones, en las almas de los cristianos, en la conversión de los pecadores. Las palabras del Arcángel a San José: “Le pondrás por nombre Jesús, pues él es el que ha de salvar a su pueblo de sus pecados” (Mat., 1,21), tuvieron y siguen teniendo plena confirmación. Siempre se cumplió y continúa cumpliéndose lo que Cristo dijo: “Cualquier cosa que pidiereis al Padre en mi nombre, os la concederá” (Juan 16, 23).
Renovemos, por lo tanto, nuestra fe en el Santísimo nombre de Jesús. Invocadlo con frecuencia, especialmente en las luchas interiores, en las tentaciones, en todas las dificultades, y si alguna vez tuviereis la desgracia de caer en pecado mortal. Que el nombre de Jesús esté siempre en nuestro corazón y en nuestros labios. Sea él nuestro alimento y nuestra esperanza en la hora de la muerte, al exhalar el último suspiro, y sea nuestra más segura prenda de la eternidad bienaventurada.
INTROITO Filipenses 2,10-11.
In nómine Jesu omne genuflectátur, cæléstium, terréstrium, et infernórum: et omnis lingua confiteátur, quia Dóminus Jesus Chrístus in glória est Dei Patris. V/. Dómine Dóminus noster: quam admirábile est nomen tuum in universa terra! V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén |
Al nombre de Jesús se doblan todas las criaturas del cielo, tierra e infierno; y toda lengua confiesa que nuestro Señor Jesucristo está en la gloria de Dios Padre. V/. Oh Señor y Dios nuestro, cuán glorioso es tu nombre en toda la tierra. V/. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. |
COLECTA
Deus, qui unigénitum Fílium tuum, constituísti humáni géneris Salvatórem, et Jesum vocári jussísti: concéde propítius; ut, cujus sanctum nomen venerámur in terris, ejus quoquo aspéctu perfruámur in cælis. Per eúmdem Dóminum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen. |
Oh Dios, que dispusiste que tu unigénito Hijo fuese el Salvador del mundo y se llamase Jesús; concédenos propicio gozar en los cielos de la vista de aquel cuyo santo nombre veneramos en la tierra. Por el mismo nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. |
EPÍSTOLA Hechos, 4, 8-12
Al mismo tiempo que fuente de curación milagrosa, el nombre de Jesús es prenda de salvación para los que lo invocan. En la concepción antigua el nombre era inseparable de la persona; el nombre de Jesús participa, efectivamente, de sus prerrogativas divinas.
Léctio Actuum Apostolórum. In diébus illis: Petrus replétus Spíritu Sancto, dixit: Príncepes pópuli et senióres audite: «Si nos hodie dijudicámur in benefácto hóminis infírmi, in quo iste salvus factus est, notum sit ómnibus vobis, et omni plebi Israël: quia in nómine Dómini nostri Jesu Christi Nazaréni, quem vos crucifixístis, quem Deus suscitávit a mórtuis, in hoc iste adstat coram vobis sanus. Hic est lapis qui reprobátus est a vobis ædificántibus: qui factus est in caput ánguli: et non est in álio áliquo salus. Nec enim áliud nomen est sub cælo datum homínibus, in quo opórteat nos salvos fíeri.» |
Lección de los Hechos de los Apóstoles En aquellos días, Pedro, lleno de Espíritu Santo, dijo: «Jefes del pueblo y ancianos: Porque le hemos hecho un favor a un enfermo, nos interrogáis hoy para averiguar qué poder ha curado a ese hombre; quede bien claro a todos vosotros y a todo Israel que ha sido el Nombre de Jesucristo el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de entre los muertos; por este Nombre, se presenta este sano ante vosotros. Él es la piedra que desechasteis vosotros, los arquitectos, y que se ha convertido en piedra angular; no hay salvación en ningún otro, pues bajo el cielo no se ha dado a los hombres otro nombre por el que debamos salvarnos». |
GRADUAL Salmo 105, 47. Isaías 63, 26
Salvos fac nos, Dómine, Deus noster, et cóngrega nos de natiónibus: ut confiteámur nómini sancto tuo, et gloriémur in glória tua. V/. Tu, Dómine, pater noster, et redémptor noster: a sǽculo nomen tuum. |
Sálvanos, Señor Dios nuestro, y recógenos entre las naciones, para que confesemos tu santo nombre y nos gloriemos en tus alabanzas. V/. Tú, Señor, eres nuestro Padre y nuestro Redentor; tal es tu nombre desde siempre. |
ALELUYA Salmo 144, 22
Allelúja, allelúja. V/. Laudem Dómini loquétur os meum, et benedícat omnis caro nomen sanctum ejus. Allelúja. |
Aleluya, aleluya. V/. Cante mi boca las alabanzas del Señor; bendigan todos los mortales su santo nombre. Aleluya. |
EVANGELIO Lucas 2, 21
“Se le llama con este nombre, no se le impone; de su misma esencia tiene el ser Salvador.” San Bernardo
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam. In illo témpore: Postquam consummáti sunt dies octo, ut circumciderétur puer: vocátum est nomen eius Jesus, quod vocátum est ab Angelo priúsquam in útero conciperétur. |
Continuación del Santo Evangelio según San Lucas En aquel tiempo: Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción. |
Se dice Credo
OFERTORIO Salmo 85 , 12, 5
Confitébor tibi, Dómine Deus meus, in toto corde meo, et glorificábo nomen tuum in ætérnum: quóniam tu, Dómine, suavis et mitis es: et multæ misericórdiæ ómnibus invocántibus te, allelúja. |
Te alabaré Señor Dios mío con todo mi corazón, y glorificaré eternamente tu santo nombre, porque eres Señor suave y clemente, porque eres rico en misericordia, para todos los que te invocan. Aleluya. |
SECRETA
Benedíctio tua, clementíssime Deus, qua omnis viget creatúra, sanctifícent, quǽsumus, hoc sacrifícium nostrum, quod ad glóriam nóminis Fílii tui, Dómini nostri Jesu Christi, offériums tibi: ut majestáti tuæ placére posit ad laudem, et nobis profícere ad salútem. Per eúmdem Dóminum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, |
Santifique tu bendición, oh clementísimo Dios, que sustenta a todas la criaturas, este nuestro sacrificio, que te ofrecemos a honra y gloria del nombre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo; a fin de que redunde en alabanza agradable a tu majestad, y nos aproveche para nuestra salvación. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios |
PREFACIO DE NAVIDAD
Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Quia per incarnáti Verbi mystérium, nova mentis nostræ óculis lux tuæ claritátis infúlsit: ut dum visibíliter Deum cognóscimus, per hunc in invisibílium amórem rapiámur. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus, cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine dicéntes: |
Realmente es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias, siempre y en todo lugar, Señor, Padre Santo, Dios todopoderoso y eterno. Porque gracias al misterio de la Palabra hecha carne, la luz de tu gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que conociendo a Dios visiblemente, Él nos lleve al amor de lo invisible, por eso, con los Ángeles y Arcángeles y con todos los coros celestiales cantamos sin cesar el himno de tu gloria. |
COMUNIÓN Salmo 85, 9-10
Omnes gentes quascúmque fecísti, vénient, et adorábunt, coram te, Dómine, et glorificábunt nomen tuum: quóniam magnus es tu, et fáciens mirabília: tu es Deus solus. Allelúja. |
Todas las gentes que has creado, vendrán y se postrarán delante de ti, y glorificarán tu nombre Señor; porque eres grande y hacedor de maravillas. Tú eres el único Dios. Aleluya. |
POSCOMUNIÓN
Omnípotens ætérne Deus, qui creásti et redemísti nos, réspice propítius vota nostra: et sacrifícium salutáris hóstiæ, quod in honórem nóminis Fílii tui, Dómini nostri Jesu Christi, majestáti tuæ obtúlimus, plácido et benígno vultu suspcípere dignéris; ut grátia tua nobis infúsa, sub glorióso nómine Jesu, ætérnæ prædestinatiónis título gaudeámus nómina nostra scripta esse in cælis. Per eúmdem Dóminum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
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Oh Dios omnipotente y eterno, que nos has creado y redimido, atiende propicio a nuestros votos y dígnate recibir benignamente el sacrificio de la hostia saludable que hemos ofrecido a tu majestad, en honor del nombre de tu Hijo, nuestro Señor Jesucristo, para que, por tu gracia en nosotros infundida y por virtud del glorioso nombre de Jesús, merezcamos, a título de la eterna predestinación, que estén nuestros nombres inscritos en los cielos. Por el mismo Señor nuestro Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. |
El Santísimo Nombre de Jesús. Leccionario 1962
Santísimo Nombre de Jesús. Propio y Ordinario de la santa misa
Santísimo Nombre de Jesús. Guía de los fieles para la santa misa cantada. Kyrial Fons Bonitatis y Angelis
COMENTARIOS SOBRE EL EVANGELIO
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