miércoles, 3 de agosto de 2022

IX Domingo después de Pentecostés / Dominica Nona Post Pentecosten


Dominica Nona Post Pentecosten
IX DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTÉS
II clase, verde
Gloria, Credo y Prefacio de la Santísima Trinidad

La liturgia de hoy insiste en los terribles castigos que están reservados para los que hubieren renegado de Cristo. Todos ellos perecerán y ninguno entrará en el reino; al revés de sus fieles y leales servidores, los cuales le seguirán algún día imitando su gloriosa Ascensión a los cielos.
A poner aún más de relieve este ideal contribuye la lectura del Breviario, al hablarnos del gran profeta Elías. De él, dice San Agustín, es figura de nuestro Señor y Salvador, porque, como Él, sufrió también persecución por la justicia (2º Nocturno) y luego subió en triunfo por los aires. Este triunfo de Elías y de Jesús será también nuestro, si es que no tentamos a Cristo, o sea, si evitamos la idolatría, la impureza y la murmuración (Epístola) siendo fieles a la gracia.
Bien se ve por toda la trama compleja de la vida de Elías y Eliseo, que Dios protege al justo, y se sacrifica por Él en los altares (Secreta), y hasta le da a comer su propia carne y a beber su propia sangre (Comunión) para que, unido siempre a Él con apretado lazo (Poscomunión), pueda guardar fielmente los divinos mandamientos, que son más dulces que la misma miel (Ofertorio). Porque Dios es fiel, y no permite que el demonio nos tiente más de lo que nuestras fuerzas consienten, y aun si somos tentados, es para que saquemos provecho espiritual de la tentación, y ganemos una victoria (Epístola). Pero la justicia divina, no contenta con proteger al justo Y premiar su fidelidad, castiga a sus perseguidores que obran la maldad.
Lo vemos de un modo palmario en la vida de Elías y en la de Jesús. Y no sólo recae la ira de Dios sobre los individuos pecadores, sino también sobre las ciudades y las naciones. Terrible escarmiento fue la ruina de Jerusalén predicha por el Señor (Evangelio), el cual derramó por ella lágrimas tan amargas, aunque en vano, pues no se convirtió. «Veintitrés mil hebreos perecieron en un mismo día a causa de su impureza, y muchos también fueron muertos por el Ángel exterminador por haber murmurado. (Epístola)
Todo esto, añade el Apóstol, estaba escrito para nuestro escarmiento (Epístola). Más de un millón de judíos pereció en el saqueo de Jerusalén por Tito (año 70 d.C.), todo ello por no haber admitido a Cristo. El fuego vendrá finalmente a vengar los ultrajes cometidos por los hombres contra su Dios, el cual expulsará a los malos de su templo, del cielo, no a latigazos, sino con aquel látigo harto más doloroso de su palabra que atronará cuando diga: ¡Id, malditos, al fuego eterno! (Evangelio). Si estamos de pie, procuremos no caer (Epístola), guardando los mandamientos del Señor, que son más dulces que la miel, y alegran los corazones (Ofertorio).
...
Consideradas atentamente las enseñanzas que se desprenden de la Liturgia de esta Dominica, podemos deducir la importantísima verdad de que las desgracias y los castigos con los que el Altísimo aflige a los pueblos provienen de la inobservancia de la ley santa de Dios.
Por eso la Epístola nos recuerda las calamidades sufridas por los israelitas cuando se apartaban del cumplimiento de los preceptos divinos. Para que no imitemos su conducta, nos advierte el Apóstol que esto ha sido escrito para nuestra corrección. En el Evangelio, el Salvador nos hace un retrato vivo e interesante de las desgracias espantosas de Jerusalén y de toda la nación judía, y esto en castigo de su impía obstinación en no querer reconocer al Mesías.
El Introito tiene mucha relación con la Epístola y el Evangelio, y al mismo tiempo tiende a inspirarnos una confianza ilimitada en la misericordia de Dios, aún reconociendo nuestra ingratitud.

INTROITO Salmo 53, 6-7. 3
Ecce Deus ádjuvat me, et Dóminus suscéptor est anima meæ: avérte mala inimícis meis, et in veritáte tua dispérde illos, protéctor meus, Dómine. V/. Deus in nómine tuo salvum me fac: et in virtúte tua líbera me. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén
Dios viene en mi ayuda, y el Señor es el sostén de mi vida; haz recaer los males sobre mis enemigos; en tu fidelidad, extermínalos, ¡oh Señor y protector mío!  V/. Sálvame, ¡oh Dios!, por tu nombre, y hazme justicia con tu poder. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA
«Siempre hago lo que le es grato” La aspiración del cristiano tiende a unirse a la del mismo Cristo, la cual consiste en conformar todos sus deseos al agrado de Dios hasta no tener otra plegaria. 
Pateant aures misericórdiæ tuæ, Dómine, précibus supplicántium: et, ut peténtibus desidérata concédas; fac eos, quæ tibi sunt plácita, postuláre. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
Ábranse, Señor, los oídos de tu misericordia a las súplicas de los que te imploran; y, para que les concedas lo que desean, haz que pidan lo que te es grato conceder. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

EPÍSTOLA 1 Corintios 10, 6-13
San Pablo saca del pasado de Israel lecciones que valen para nuestra vida cristiana.
Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Corínthios.
Fratres:non simus concupiscéntes malórum, sicut et illi concupiérunt. Neque idolólatræ efficiámini, sicut quidam ex ipsis: quemádmodum scriptum est: Sedit pópulus manducáre et bíbere, et surrexérunt lúdere. Neque fornicémur, sicut quidam ex ipsis fornicáti sunt, et cecidérunt una die vigínti tria míllia. Neque tentémus Christum, sicut quidam eórum tentavérunt et a serpéntibus periérunt. Neque murmuravéritis, sicut quidam eórum murmuravérunt, et periérunt ab exterminatóre. Hæc autem ómnia in figúra contingébant illis: scripta sunt autem ad correptiónem nostram, in quos fines sæculórum devenérunt. Itaque qui se exístimat stare, vídeat ne cadat. Tentátio vos non apprehéndat, nisi humána: fidélis autem Deus est, qui non patiétur vos tentári super id quod potéstis, sed faciet étiam cum tentatióne provéntum, ut possítis sustinére.

Lección de la carta del Apóstol san Pablo a los Corintios.

Hermanos: No codiciemos el mal como lo codiciaron ellos. Y para que no seáis idólatras como algunos de ellos, según está escrito: El pueblo se sentó a comer y a beber y se levantaron a divertirse. Y para que no forniquemos, como fornicaron algunos de ellos, y cayeron en un solo día veintitrés mil. Y para que no tentemos a Cristo, como lo tentaron algunos de ellos, y murieron mordidos por las serpientes. Y para que no murmuréis, como murmuraron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía alegóricamente y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se crea seguro, cuídese de no caer. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla.


GRADUAL  Salmo 8,2
Dómine, Dóminus noster, quam admirábile est nomen tuum in univérsa terra! V/.  Quóniam eleváta est magnificéntia tua super cælos.
Señor, Señor nuestro, ¡Cuán admirable es tu nombre en toda la tierra! V/. Tu magnificencia rebasa la altura de los cielos.

ALELUYA Salmo 58, 2
Allelúja, allelúja. V/. Eripe me de inimícis meis, Deus meus; et ab insurgéntibus in me libera me. Allelúja.
Aleluya, aleluya. V/. Líbrame, Dios mío, de enemigos; líbrame de los que se levantan contra mí. Aleluya.

EVANGELIO Lucas 19, 41-47
La verdadera felicidad del hombre está en recibir a Dios; su desgracia y su pérdida, en resistirle o en profanar, después de haberle recibido, un templo que Dios se había consagrado.
Sequentia sancti Evangelii secundum Lucam.
In illo témpore: Cum appropinquáret Jesus Jerúsalem, videns civitátem, flevit super illam dicens: «Quia si cognovísses et tu, et quidem in hac die tua, quæ ad pacem tibi, nunc autem abscóndita sunt ab óculis tuis. Quia vénient dies in te: et circúmdabunt te inimíci tui vallo, et circúmdabunt te: et coangustábunt te úndique: et ad terram prostérnent te, et fílios tuos, qui in te sunt, et non relínquent in te lápidem super lápidem: eo quod non cognóveris tempus visitatiónis tuæ.» Et ingréssus in templum cœpit ejícere vendéntes in illo, et eméntes, dicens illis: «Scriptum est: Quia domus mea domus oratiónis est. Vos autem fecístis illam spelúncam latrónum.» Et erat docens cotídie in templo.

Continuación del Santo Evangelio según San Lucas.

En aquel tiempo: Al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía: «¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos. Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita». Después entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”». Todos los días enseñaba en el templo.

Se dice Credo

OFERTORIO Salmo 18, 9-12
Justítiæ Dómini rectæ, lætificántes corda, et judícia ejus dulcióra super mel et favum: nam et servus tuus custódit ea.
Los preceptos del Señor son rectos y alegran el corazón; son más dulces que la miel, que la miel de panales; y tu siervo los guarda.

SECRETA
Concéde nobis, quǽsumus, Dómine, hæc digne frequentáre mystéria: quia, quóties hujus hóstiæ commemorátio celebrátur, opus nostræ redemptiónis exercétur. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,

Señor, te pedimos nos concedas el que frecuentemos dignamente estos misterios; pues cuantas veces se celebra este sacrificio, otras tantas se renueva la obra de nuestra redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios


PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:
En  verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios; un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino, en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.

COMUNIÓN Juan  6, 57
Qui mandúcat meam carnem, et bibit meum sánguinem, in me manet, et ego in eo, dicit Dóminus.
El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en  él, dice el Señor.

POSCOMUNIÓN
Tui nobis, quǽsumus, Dómine, commúnio sacraménti, et purificatiónem cónferat, et tríbuat unitátem. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
Te suplicamos, Señor que la recepción de tu sacramento nos limpie de nuestros pecados y nos de la unidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.



PARTITURAS Y PROPIOS DE LA MISA EN MP3
COMENTARIO DEL CARDENAL SCHUSTER
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA   SERMÓN DE SAN ANTONIO DE PADUA
 
COMENTARIOS AL EVANGELIO 

PARTITURAS DE LAS ORACIONES 
GRABACIONES DE LAS LECTURAS
http://www.fsspolgs.org/images/mp3.jpg
http://www.fsspolgs.org/images/chant.jpg
  EPISTOLA
http://www.fsspolgs.org/images/mp3.jpg
http://www.fsspolgs.org/images/chant.jpg
  EVANGELIO
I VÍSPERAS -  II VÍSPERAS -  PROPIO DEL DOMINGO