Ecce
Deus ádjuvat me, et Dóminus suscéptor est anima meæ: avérte mala inimícis
meis, et in veritáte tua dispérde illos, protéctor meus, Dómine. V/. Deus in
nómine tuo salvum me fac: et in virtúte tua líbera me. V/. Glória Patri et Filio et
Spiritui Sancto. Sicut erat in principio
et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén
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Dios viene
en mi ayuda, y el Señor es el sostén de mi vida; haz recaer los males sobre
mis enemigos; en tu fidelidad, extermínalos, ¡oh Señor y protector mío!
V/. Sálvame, ¡oh Dios!, por tu nombre, y hazme justicia con tu poder. V/. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
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Pateant
aures misericórdiæ tuæ, Dómine, précibus supplicántium: et, ut peténtibus
desidérata concédas; fac eos, quæ tibi sunt plácita, postuláre. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum
vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula
saeculorum. Amen.
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Ábranse,
Señor, los oídos de tu misericordia a las súplicas de los que te imploran; y,
para que les concedas lo que desean, haz que pidan lo que te es grato
conceder. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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Léctio
Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Corínthios.
Fratres:non
simus concupiscéntes malórum, sicut et illi concupiérunt. Neque idolólatræ
efficiámini, sicut quidam ex ipsis: quemádmodum scriptum est: Sedit pópulus
manducáre et bíbere, et surrexérunt lúdere. Neque fornicémur, sicut quidam ex
ipsis fornicáti sunt, et cecidérunt una die vigínti tria míllia. Neque
tentémus Christum, sicut quidam eórum tentavérunt et a serpéntibus periérunt.
Neque murmuravéritis, sicut quidam eórum murmuravérunt, et periérunt ab
exterminatóre. Hæc autem ómnia in
figúra contingébant illis: scripta sunt autem ad correptiónem nostram, in
quos fines sæculórum devenérunt. Itaque qui se exístimat stare, vídeat ne
cadat. Tentátio vos non apprehéndat, nisi humána: fidélis autem Deus est, qui
non patiétur vos tentári super id quod potéstis, sed faciet étiam cum
tentatióne provéntum, ut possítis sustinére.
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Lección de la carta del Apóstol san Pablo a los Corintios. Hermanos: No codiciemos el mal como lo codiciaron ellos. Y para que no seáis idólatras como algunos de ellos, según está escrito: El pueblo se sentó a comer y a beber y se levantaron a divertirse. Y para que no forniquemos, como fornicaron algunos de ellos, y cayeron en un solo día veintitrés mil. Y para que no tentemos a Cristo, como lo tentaron algunos de ellos, y murieron mordidos por las serpientes. Y para que no murmuréis, como murmuraron algunos de ellos, y perecieron a manos del Exterminador. Todo esto les sucedía alegóricamente y fue escrito para escarmiento nuestro, a quienes nos ha tocado vivir en la última de las edades. Por lo tanto, el que se crea seguro, cuídese de no caer. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea de medida humana. Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas, sino que con la tentación hará que encontréis también el modo de poder soportarla. |
Dómine, Dóminus noster, quam
admirábile est nomen tuum in univérsa terra! V/. Quóniam eleváta est magnificéntia tua super
cælos.
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Señor,
Señor nuestro, ¡Cuán admirable es tu nombre en toda la tierra! V/. Tu
magnificencia rebasa la altura de los cielos.
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Allelúja,
allelúja. V/. Eripe me de
inimícis meis, Deus meus; et ab insurgéntibus in me libera me. Allelúja.
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Aleluya,
aleluya. V/. Líbrame,
Dios mío, de enemigos; líbrame de los que se levantan contra mí. Aleluya.
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Sequentia
sancti Evangelii secundum Lucam.
In
illo témpore: Cum appropinquáret Jesus Jerúsalem, videns civitátem, flevit
super illam dicens: «Quia si cognovísses et tu, et quidem in hac die tua, quæ
ad pacem tibi, nunc autem abscóndita sunt ab óculis tuis. Quia vénient dies
in te: et circúmdabunt te inimíci tui vallo, et circúmdabunt te: et
coangustábunt te úndique: et ad terram prostérnent te, et fílios tuos, qui in
te sunt, et non relínquent in te lápidem super lápidem: eo quod non cognóveris
tempus visitatiónis tuæ.» Et ingréssus in templum cœpit ejícere vendéntes in
illo, et eméntes, dicens illis: «Scriptum est: Quia domus mea domus oratiónis
est. Vos autem fecístis illam spelúncam latrónum.» Et erat docens cotídie in
templo.
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Continuación del Santo Evangelio según San Lucas. En aquel tiempo: Al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía: «¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos. Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita». Después entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles: «Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”». Todos los días enseñaba en el templo. |
Justítiæ
Dómini rectæ, lætificántes corda, et judícia ejus dulcióra super mel et
favum: nam et servus tuus custódit ea.
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Los
preceptos del Señor son rectos y alegran el corazón; son más dulces que la
miel, que la miel de panales; y tu siervo los guarda.
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Concéde
nobis, quǽsumus, Dómine, hæc digne frequentáre mystéria: quia, quóties hujus
hóstiæ commemorátio celebrátur, opus nostræ redemptiónis exercétur. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum
vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,
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Señor,
te pedimos nos concedas el que frecuentemos dignamente estos misterios; pues
cuantas veces se celebra este sacrificio, otras tantas se renueva la obra de
nuestra redención. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y
reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
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Vere dignum et iustum est, æquum et
salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater,
omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus
es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus
Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de
Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut
in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in
esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli
atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre
quotídie, una voce dicéntes:
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En verdad es digno y justo, equitativo y saludable,
darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y
eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo
Dios; un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino, en la
trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu
gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni
distinción. De suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad,
adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad
en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y
los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.
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Qui mandúcat
meam carnem, et bibit meum sánguinem, in me manet, et ego in eo, dicit
Dóminus.
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El
que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí y yo en él, dice el Señor.
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Tui
nobis, quǽsumus, Dómine, commúnio sacraménti, et purificatiónem cónferat, et
tríbuat unitátem. Per Dominum Jesum
Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti,
Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
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Te
suplicamos, Señor que la recepción de tu sacramento nos limpie de nuestros
pecados y nos de la unidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que
contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos
de los siglos. Amén.
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IX Domingo Después de Pentecostés. Leccionario 1962
IX Domingo Despues de Pentecostes. Propio y Ordinario de la santa misa
IX Domingo Después de Pentecostes. Guía de los fieles para la santa misa cantada. Kyrial Orbis Factor
COMENTARIO DEL CARDENAL SCHUSTER
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA SERMÓN DE SAN ANTONIO DE PADUA
- Homilía de maitines ELLA NO SE ACORDÓ DE DEMOSTRARLE RESPETO Y AMOR. San Gregorio
LA MUERTE DEL PECADOR. San Alfonso María de Ligorio
NADIE SE LE OPUSO, NADIE SE ATREVIÓ A ENFRENTÁRSELE, NADIE SE ATREVIÓ A RESISTIR AL HIJO, QUE DEFENDÍA A SU PADRE DE LA INJURIA. San Jerónimo
- Benedicto XVI EL AMOR PROFUNDO DE JESÚS POR JERUSALÉN
- LAS LÁGRIMAS DE JESÚS. Homilía IX domingo después de Pentecostés
EPISTOLA
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EVANGELIO
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