22 de febrero
CÁTEDRA DE SAN PEDRO
II clase, blanco
Gloria, tracto, credo y prefacio de apóstoles
La
liturgia latina celebra hoy la fiesta de la Cátedra de San Pedro. Se trata de
una tradición muy antigua, atestiguada en Roma desde el siglo IV, con la que se
da gracias a Dios por la misión encomendada al apóstol san Pedro y a sus
sucesores.
La
"cátedra", literalmente, es la sede fija del obispo, puesta en la
iglesia madre de una diócesis, que por eso se llama "catedral", y es
el símbolo de la autoridad del obispo, y en particular de su
"magisterio", es decir, de la enseñanza evangélica que, en cuanto
sucesor de los Apóstoles, está llamado a conservar y transmitir a la comunidad
cristiana. Cuando el obispo toma posesión de la Iglesia particular que le ha
sido encomendada, llevando la mitra y el báculo pastoral, se sienta en la
cátedra. Desde esa sede guiará, como maestro y pastor, el camino de los fieles
en la fe, en la esperanza y en la caridad.
Sucesivamente,
la sede de Pedro fue Antioquía, ciudad situada a orillas del río Oronte, en
Siria (hoy en Turquía), en aquellos tiempos tercera metrópoli del imperio
romano, después de Roma y Alejandría en Egipto. De esa ciudad, evangelizada por
san Bernabé y san Pablo, donde "por primera vez, los discípulos recibieron
el nombre de cristianos" (Hc 11, 26), por tanto, donde nació el nombre de
cristianos para nosotros, san Pedro fue el primer obispo, hasta el punto de que
el Martirologio romano, antes de la reforma del calendario, preveía también una
celebración específica de la Cátedra de San Pedro en Antioquía.
Desde
allí la Providencia llevó a Pedro a Roma. Por tanto, tenemos el camino desde Jerusalén,
Iglesia naciente, hasta Antioquía, primer centro de la Iglesia procedente de
los paganos, y todavía unida con la Iglesia proveniente de los judíos. Luego
Pedro se dirigió a Roma, centro del Imperio, símbolo del "Orbis" -la
"Urbis" que expresa el "Orbis", la tierra, donde concluyó
con el martirio su vida al servicio del Evangelio. Por eso, la sede de Roma,
que había recibido el mayor honor, recogió también el oficio encomendado por
Cristo a Pedro de estar al servicio de todas las Iglesias particulares para la
edificación y la unidad de todo el pueblo de Dios.
Así,
la sede de Roma, después de estas emigraciones de san Pedro, fue reconocida
como la del sucesor de Pedro, y la "cátedra" de su obispo representó
la del Apóstol encargado por Cristo de apacentar a todo su rebaño. Lo
atestiguan los más antiguos Padres de la Iglesia, como por ejemplo san Ireneo,
obispo de Lyon, pero que venía de Asia menor, el cual, en su tratado Contra las
herejías, describe la Iglesia de Roma como "la más grande, más antigua y
más conocida por todos, que la fundaron y establecieron los más gloriosos
apóstoles, Pedro y Pablo"; y añade: "Con esta Iglesia, a causa de su
origen más excelente, debe necesariamente estar de acuerdo toda la Iglesia, es
decir, los fieles de todas partes" (III, 3, 2-3). A su vez, un poco más
tarde, Tertuliano afirma: "¡Cuán feliz es esta Iglesia de Roma! Fueron los
Apóstoles mismos quienes derramaron en ella, juntamente con su sangre, toda la
doctrina" (La prescripción de los herejes, 36). Por tanto, la cátedra del
Obispo de Roma representa no solo su servicio a la comunidad romana, sino
también su misión de guía de todo el pueblo de Dios.
Celebrar
la "Cátedra" de san Pedro, como hacemos nosotros, significa, por
consiguiente, atribuirle un fuerte significado espiritual y reconocer que es un
signo privilegiado del amor de Dios, Pastor bueno y eterno, que quiere
congregar a toda su Iglesia y guiarla por el camino de la salvación.
Entre
los numerosos testimonios de los santos Padres, me complace recordar el de san
Jerónimo, tomado de una de sus cartas, escrita al Obispo de Roma,
particularmente interesante porque hace referencia explícita precisamente a la
"cátedra" de Pedro, presentándola como fuente segura de verdad y de
paz. Escribe así san Jerónimo: "He decidido consultar la cátedra de Pedro,
donde se encuentra la fe que la boca de un Apóstol exaltó; vengo ahora a pedir
un alimento para mi alma donde un tiempo fui revestido de Cristo. Yo no sigo un
primado diferente del de Cristo; por eso, me pongo en comunión con tu beatitud,
es decir, con la cátedra de Pedro. Sé que sobre esta piedra está edificada la
Iglesia" (Cartas I, 15, 1-2). (Benedicto XVI, 22-II-2006)
TEXTOS DE LA
SANTA MISA
INTROITO Eclo 45, 30
STÁTUIT EI Dóminus testaméntum pacis, et príncipem
fecit eum: ut sit illi sacerdótii dígnitas in ætérnum. (T.P. Allelúja, allelúja)
V/. Sal 131, 1.- Meménto
Dómine, David: et omnis mansuetúdinus ejus. V/. Glória
Patri. Státuit ei.
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EL SEÑOR celebró con él un pacto de paz y le
constituyó príncipe para que tenga la dignidad sacerdotal por todos los
siglos. V/. Acuérdate, Señor, de David y de su
gran mansedumbre. V/. Gloria.
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COLECTA
DEUS, qui beato Petro Apostolo tuo, collatis
clavibus regni calestis, ligandi atque solvendi pontificu tradidisti:
concede; ut, intercessionis ejus auxilio, a peccatorum nostrorum nexibus
libremur.
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OH DIOS, que al entregar a tu Apóstol San Pedro las
llaves del reino de los cielos, le otorgaste la potestad pontificia de atar y
desatar; concédenos que, con el auxilio de su intercesión, nos libremos de
las ataduras de nuestros pecados.
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Conmemoración de San Pablo, bajo una única conclusión.
DEUS, Qui multitudinem Gentium beati Pauli Apostoli
praedicatione docuisti: danobis, quaesumus: ut cujus commemorationem colimus,
ejus apud Te patrocinia sentiamus. Per
Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate
Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
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OH DIOS, con que la predicación del Apóstol San Pablo
enseñaste a la multitud de las gentes; te rogamos, nos hagas sentir el
patrocinio de aquel cuya memoria celebramos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu
Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por
los siglos de los siglos. Amén.
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En cuaresma, conmemoración de la feria.
EPISTOLA 1 Pe 1, 1-7
LÉCTIO EPÍSTOLÆ BEÁTI PETRI APÓSTOLI.
Petrus Apóstolus Jesu Christi, eléctis ádvenis
dispersiónis Ponti, Galatiæ, Cappadociæ, Asiæ, et Bithyniæ secúndum
præsciéntiam Dei Patris in sanctificatiónem Spíritus in obediéntiam et
aspersiónem sánguinis Jesu Christi: grátia vobis, et pax multiplicétur.
Benedíctus Deus, et Pater Dómini nostri Jesu Christi, qui secúndum
misericórdiam suam magnam regenerávit nos in spem vivam per resurrectiónem
Jesu Christi ex mórtuis, in hereditátem incorruptíbilem et incontaminátam et
inmarcescíbilem conservátam in cælis in vobis, qui in virtúte Dei custodímini
per fídem in salútem parátam revelári in témpore novíssimo. In quo
exultábitis, módicum nunc si oportet contristári in váriis tentatiónibus: ut
probátio vestræ fídei multo pretiósior auro (quod per ignem probátur)
inveniátur in laudem, et glóriam, et honórem in revelatióne Jesu Christi
Dómini nostri.
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LECTURA DE LA
PRIMERA CARTA DEL APÓSTOL SAN PEDRO.
Pedro, apóstol de Jesucristo, a los elegidos que
viven como extranjeros en la Dispersión: en el Ponto, Galacia, Capadocia,
Asia y Bitinia, según el previo conocimiento de Dios Padre, con la acción
santificadora del Espíritu, para obedecer a Jesucristo y ser rociados con su
sangre. A vosotros gracia y paz abundantes. Bendito sea el Dios y Padre de
nuestro Señor Jesucristo quien, por su gran misericordia, mediante la
Resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha reengendrado a una
esperanza viva, a una herencia incorruptible, inmaculada e inmarcesible,
reservada en los cielos para vosotros, a quienes el poder de Dios, por medio
de la fe, protege para la salvación, dispuesta ya a ser revelada en el último
momento. Por lo cual rebosáis de alegría, aunque sea preciso que todavía por
algún tiempo seáis afligidos con diversas pruebas, a fin de que la calidad
probada de vuestra fe, más preciosa que el oro perecedero que es probado por
el fuego, se convierta en motivo de alabanza, de gloria y de honor, en la
Revelación de Jesucristo.
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GRADUALE Sal 106, 32.31
EXÁLTENT eum in Ecclésia
plebis: et in cáthedra seniórum laudent eum. V/. Confiteántur Dómino
misericórdiæ ejus; et mirabília ejus fíliis hóminum.
ALLELÚIA, ALLELUIA.-
V/. (Mt 16,18).- V/. Tu es Petrus, et super
hanc petram ædificábo Ecclésiam meam. Allelúja.
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ENSÁLCENLO en la asamblea el pueblo y glorifíquenle
en el consistorio de los ancianos. V/. Alaben
a Dios por sus misericordias y por sus maravillas en favor de los hombres.
ALELUYA. ALELUYA. V/. Tú
eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Aleluya.
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TRACTO Mt 16, 18-19
En tiempo de septuagésima se omite el
Aleluya y en su lugar se dice el tracto.
V/. Tu es Petrus, et super hanc petram ædificábo
Ecclésiam meam. V/. Et portæ ínferi non
prævalébunt advérsus eam: et tibi dabo claves regni cælórum. V/. Quodcúmque
ligáveris super terram, erit ligatum et in cælis. V/.
Et quodcúmque sólveris super terram, erit solútum et in cælis.»
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V/. Tú
eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. V/. Las
puertas del infierno no prevalecerán contra ella y te daré las llaves del
reino de los cielos. V/. Todo lo que
atares sobre la tierra, será atado también en los cielos. V/. Y todo lo que desatares sobre la tierra,
desatado será también en los cielos.
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ALELUYA PASCUAL
Sal 151, 15. Mt 16,18
En tiempo de septuagésima se omite el
Aleluya y en su lugar se dice el tracto.
ALLELÚJA, ALLELÚJA. V/. Confiteántur
Dómino misericórdiæ ejus; et mirabília ejus fíliis hóminum. Allelúja. V/. «Tu
es Petrus, et super hanc petram ædificábo Ecclésiam meam.» Allelúja.
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ALELUYA, ALELUYA.- V/. Alaben
al Señor por su misericordia, y anunciad sus maravillas a los hijos de los
hombre. Aleluya. V/. Tú
eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Aleluya. .
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EVANGELIO Mt 16, 13-19
SEQUÉNTIA SANCTI EVANGÉLII SECÚNDUM MATTHǼUM.
In illo témpore: Venit Jesus in partes Cæsaréæ
Philíppi, et interrogábat discípulos suos, dicens: «Quem dicunt hómines esse
Fílium hóminis?» At illi dixérunt: «Álii Joánnem Baptístam, álii autem Elíam,
álii vero Jeremíam, aut unum ex prophétis.» Dicit illis Jesus: «Vos autem
quem me esse dicitis?» Respóndens Simon Petrus, dixit: «Tu es Christus,
Fílius Dei vivi.» Respondens autem Jesus, dixit ei: «Beatus es, Simon Bar
Jona: quia caro et sanguis non revelábit tibi, sed Pater meus, qui in cælis
est. Et ego dico tibi, quia tu es Petrus et super hanc petram ædificábo
Ecclésiam meam, et portæ ínferi non prævalébunt advérsus eam. Et tibi dabo
claves regni cælórum. Et quodcúmque ligáveris
super terram, erit ligatum et in cælis: et quodcúmque sólveris super terram,
erit solútum et in cælis.»
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LECTURA DEL SANTO
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO.
En aquel tiempo, llegado
Jesús a la región de Cesarea de Filipo, hizo esta pregunta a sus discípulos:
«¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del hombre?» Ellos dijeron: «Unos,
que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que Jeremías o uno de los
profetas.» Les dice él: «Y vosotros ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro
contestó: «Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo.» Replicando Jesús le
dijo: «Bienaventurado eres Simón, hijo de Jonás, porque no te ha revelado
esto la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Y yo a mi
vez te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y
las puertas del Hades no prevalecerán contra ella. A ti te daré las llaves
del Reino de los Cielos; y lo que ates en la tierra quedará atado en los
cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos.»
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Se dice Credo.
OFERTORIO Mt 16,
18-19
TU ES PETRUS et super hanc petram ædificábo
Ecclésiam meam, et portæ ínferi non prævalébunt advérsus eam. Et tibi dabo
claves regni cælórum. (T.P. Allelúja.)
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TÚ ERES PEDRO y sobre esta piedra edificaré mi
Iglesia; las puertas del infierno no prevalecerán contra ella. Yo te daré las
llaves del reino de los cielos. (T.P. Aleluya)
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SECRETA
ECCLESIAE TUAE, quaesumus, Domine, preces et hostias
beati Petri Apostoli commendet oratio : ut, qod pro illius Gloria celebramus,
nobis prosit ad veniam.
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SUPLICAMOS, Señor, que la oración del Apóstol San
Pedro recomiende las plegarias y las ofrendas de tu Iglesia; a fin de que el
sacrificio que en su honor celebramos nos aproveche para obtener el perdón.
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Conmemoración de San Pablo, bajo una única conclusión.
APOSTOLI TUI Pauli precibus, Domine, plebes tuae
dona sanctifica : ut, quae tibi tuo fiant patrocinio supplicantis. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium tuum, Qui
tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula
saeculorum. Amen.
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POR LAS oraciones de tu Apóstol Pablo, santifica,
Señor, la ofrenda de tu pueblo; para que el sacrificio que te es grato por
ser institución tuya, te sea más grato por la intercesión de tal abogado. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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En cuaresma, conmemoración de la feria.
PREFACIO DE
APÓSTOLES
VERE DIGNUM et iustum est, æquum et salutáre: Te,
Dómine, supplíciter exoráre, ut gregem tuum, Pastor ætérne, non déseras: sed
per beátos Apóstolos tuos, contínua protectióne custódias: Ut iísdem
rectóribus gubernétur, quos óperis tui vicários eídem contulísti præésse
pastóres. Et ídeo cum Angelis et Archángelis, cum Thronis et Dominatiónibus,
cumque omni milítia cæléstis exércitus, hymnum glóriæ tuæ cánimus, sine fine
dicéntes:
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EN VERDAD es justo y
necesario, equitativo y saludable, rogaros, Señor, Pastor eterno, no
desamparéis a vuestra grey, sino que por vuestros santos Apóstoles la
guardéis con protección continua, para que la gobiernen los mismos
vicarios que establecisteis por
Pastores suyos. Por eso, con los ángeles y arcángeles, con los tronos y dominaciones
y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
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ANTÍFONA DE
COMUNIÓN Mt 16, 18
TU EST Petrus, et super hanc petram ædificábo
Ecclésiam meam.» (T.P. Allelúja.)
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TÚ ERES Pedro y sobre esta
piedra edificaré mi Iglesia. (T.P. Aleluya)
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ORACIÓN
POSTCOMUNIÓN
LAETIFICET NOS, Domine, munus oblatum: ut, sicut in
Apostolo tuo Petro te mirabilem praedicamus, sic per illum tuae suamus
indulgentiae largitatem.
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ALÉGRENOS, Señor, el don
ofrecido; para que, así como te proclamamos admirable en tu Apóstol Pedro,
así por él recibamos la abundancia de tu indulgencia.
|
Conmemoración de San Pablo, bajo una única conclusión.
SANCTIFICATI, DOMINE, salutari mysterio: quaesumus;
ut nobis ejus non desit oratio; cujus nos donasti patrocinio gubernari. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, Qui
Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,
Per omnia saecula saeculorum.
R. Amen.R. Amen.
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Santificados por el misterio salvador, te rogamos,
Señor, que no nos falte la oración del Apóstol a cuya tutela nos confiaste. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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