MIÉRCOLES DE LA III SEMANA DE CUARESMA
Estación en San Sixto
III clase, morado
Idea dominante de la Misa de esta Feria: La confianza en Dios, prenda de su misericordia.
La Estación, en Roma, se celebra en la Iglesia de San Sixto, en la Vía Apia. Hoy se la llama San Sixto el antiguo, para distinguirle de otra iglesia consagrada a la memoria del mismo santo Papa y mártir.
OBLIGACIONES PARA CON DIOS Y CON EL PRÓJIMO.— Hoy la Iglesia nos recuerda los preceptos del Señor referentes al prójimo, comenzando por el que manda respetar a los padres. En este santo tiempo de reforma y conversión es útil a los ñeles recordar que nuestros deberes para con el prójimo descansan en la autoridad de Dios; de donde se sigue que a quien hemos ofendido es al mismo Dios cuando hemos pecado contra nuestros semejantes. Dios reclama primero sus propios derechos; quiere que se le adore y sirva; prohibe el culto grosero de los ídolos; prescribe se guarden el sábado, los sacrificios, las ceremonias; pero al mismo tiempo quiere que el hombre ame a su prójimo como a sí mismo; se declara vengador de nuestros hermanos cuando les hemos ofendido, si nosotros no reparamos el agravio o injuria. Su voz es la misma en el Sinaí cuando reclama los derechos de nuestro prójimo que cuando enseña al hombre sus obligaciones para con su Creador. Sabiendo el origen de nuestros deberes, comprenderemos mejor el estado de nuestras conciencias y cuán deudores somos a la justicia de Dios. Mas si la ley antigua, grabada en tablas de piedra, se sanciona con tanta autoridad el precepto del amor del prójimo, ¡cuánto más la nueva, sellada con la sangre de Jesucristo muriendo en la Cruz por sus hermanos ingratos, nos revelará el alcance del precepto de la caridad fraterna! Ante nuestros ojos tenemos estas dos leyes; conforme a este doble texto debemos ser juzgados; démonos prisa por conformarnos a sus prescripciones a fin de que se cumpla en nosotros esta palabra del Señor: “En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis caridad unos para con otros'”.
LAS PRÁCTICAS EXTERNAS. — La ley que dió Dios a Moisés prescribía un gran número de prácticas y ceremonias externas; y los fieles judíos las observaban con celo y exactitud. Jesús mismo, aunque era el supremo legislador se sometió humildemente. Pero los fariseos habían añadido tradiciones humanas y supersticiones a las leyes y mandatos divinos y hacían consistir la religión en estas invenciones propias de su orgullo. El Salvador sale en favor de los débiles y humildes a quienes estas falsas enseñanzas podían descarriar y restableció el verdadero sentido de esas prescripciones exteriores. Los fariseos se lavaban las manos gran número de veces al día creyendo que si no se habían lavado las manos, e incluso el cuerpo entero una vez al día, su comida habría sido impura, a consecuencia de las manchas que habían contraído con el trato y contacto de miles de cosas que no estaban señaladas en la ley. Jesús quiere arrancar de raíz este yugo humillante y arbitrario y reprocha a los fariseos el haber pervertido la ley de Moisés.
Lo QUE MANCHA EL ALMA.— Pasa a continuación a juzgar el fondo de estas prácticas y enseña que 110 hay criaturas impuras por sí mismas y que la conciencia de un hombre no se mancha por el mero hecho de comer. “Lo que hace culpable al hombre, dice el Salvador, son los pensamientos y obras malas que brotan del corazón.” Los herejes han pretendido encontrar en estas palabras la reprobación de las prácticas externas que impone la Iglesia y en especial condenan las abstinencias que prescribe; en esto merecen que se les aplique a ellos lo que decía Jesús de los fariseos: “Son ciegos que guían a otros ciegos.” En efecto, del hecho de que los pecados que el hombre comete con respecto a las cosas materiales son tales pecados en cuanto interviene la voluntad que es espiritual, no se sigue que esta voluntad pueda usar inocentemente de las cosas materiales cuando Dios o su Iglesia, que legisla en su nombre, lo prohiben. Dios prohibió a nuestros primeros padres, bajo pena de muerte, comer del fruto de cierto árbol; comieron y se hicieron reos de culpa ¿sucedió acaso esto porque el fruto era malo en sí mismo? No; este fruto era una criatura de Dios como los demás frutos del jardín; más el corazón de nuestros primeros padres aceptó el pensamiento de desobediencia y se adhirió a él; en este caso se cometió el pecado con ocasión de un fruto. En la ley que Dios dió en el monte Sinaí prohibió a los hebreos comer carne de ciertas especies de animales. Si las comían se hacían culpables, porque habían desobedecido al Señor y no por que en sí fuesen malditas estas carnes. Los preceptos de la Iglesia referentes al ayuno y a la abstinencia son de la misma naturaleza que los que acabamos de recordar. A fin de que podamos aplicarnos y exclusivamente para nuestro interés el principio de la penitencia cristiana, la Iglesia nos prescribe la abstinencia con cierta medida; si violamos su ley no serán los platos los que manchen nuestra alma, será el revelarnos contra el poder sagrado que Jesucristo nos recomendaba ayer enérgicamente, quien se atrevió a decir sin miramiento que todo aquel que no escucha a la Iglesia se le debe considerar como un pagano.
INTROITO Salmo 30, 7-8
Ego autem in Dómino sperábo: exsultábo et lætábor in tua misericórdia: quia respexísti humilitátem meam. V/. In te, Dómine, sperávi, non confúndar in ætérnum: in justítia tua líbera me et éripe me. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén |
Yo tengo puesta en el Señor mi esperanza; en tu misericordia me regocijaré y saltaré de gozo; porque te dignaste volver los ojos a mi abatimiento. V/. Oh Señor, en ti tengo puesta mi esperanza; no quedé yo para siempre confundido; sálvame, pues eres justo, y líbrame. V/. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. |
COLECTA
Præsta nobis, quǽsumus, Dómine: ut salutáribus jejúniis erudíti, a nóxiis quoque vítiis abstinéntes, propitiatiónem tuam facílius impetrémus. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
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Te suplicamos, Señor, nos concedas que, instruidos con los ayunos saludables y absteniéndonos también de los vicios que dañan el alma, consigamos más fácilmente tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. |
EPÍSTOLA Éxodo 20, 12-24
Léctio libri Exodi. Hæc dicit Dóminus Deus: «Hónora patrem tuum et matrem tuam, ut sis longǽvus super terram, quam Dóminus, Deus tuus, dabit tibi. Non occídes. Non mœcháberis. Non furtum fácies. Non loquéris contra próximum tuum falsum testimónium. Non concupísces domum próximi tui: nec desiderábis uxórem ejus, non servum, non ancíllam, non bovem, non ásinum nec ómnia, quæ illíus sunt.» Cunctus autem pópulus vidébat voces, et lámpades, et sónitum búccinæ, montémque fumántem: et, pertérriti ac pavóre concússi, stetérunt procul, dicéntes Móysi: «Lóquere tu nobis, et audiámus: non loquátur nobis Dóminus, ne forte moriámur.» Et ait Móyses ad pópulum: «Nolite timére: ut enim probáret vos, venit Deus, et ut terror illíus esset in vobis, et non peccarétis.» Stetítque pópulus de longe. Móyses autem accéssit ad calíginem, in qua erat Deus. Dixit prætérea Dóminus ad Móysen: Hæc dices fíliis Israël: «Vos vidístis, quod de cœlo locútus sim vobis. Non faciétis deos argénteos, nec deos áureos faciétis vobis. Altáre de terra faciétis mihi, et offerétis super eo holocáusta et pacífica vestra, oves vestras et boves in omni loco, in quo memória fúerit nóminis mei.» |
Lección del libro del Éxodo. Esto dice el Señor Dios: Honra a tu padre y a tu madre, para que se prolonguen tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar. No matarás. No cometerás adulterio. No robarás. No darás falso testimonio contra tu prójimo. No codiciarás los bienes de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo». Todo el pueblo percibía los truenos y relámpagos, el sonido de la trompeta y la montaña humeante. El pueblo estaba aterrorizado, y se mantenía a distancia Entonces dijeron a Moisés: «Háblanos tú y te escucharemos; pero que no nos hable Dios, no sea que muramos». Moisés respondió al pueblo: «No temáis, pues Dios ha venido para probaros, para que tengáis presente su temor, y no pequéis». El pueblo se quedó a distancia y Moisés se acercó hasta la nube donde estaba Dios. El Señor habló a Moisés: «Así dirás a los hijos de Israel: “Vosotros mismos habéis visto que os he hablado desde el cielo. No pongáis junto a mí dioses de plata ni dioses de oro; no os los fabriquéis”. Constrúyeme un altar de tierra y ofrece en él tus holocaustos y tus sacrificios de comunión, tus ovejas y tus bueyes, en cualquier lugar donde yo haga memorable mi nombre. |
GRADUAL Salmo 6, 3-4
Miserére mei, Dómine, quóniam infírmus sum: sana me, Dómine. V/. Conturbáta sunt ómnia ossa mea: et ánima mea turbáta est valde. |
Ten, Señor, misericordia de mí, que estoy enfermo; sáname, oh Señor. V/. Mis huesos se han estremecido; y mi alma está sumamente perturbada. |
TRACTO Salmo 102, 10. 78, 8-9
Dómine, non secúndum peccáta nostra, quæ fécimus nos: neque secúndum iniquitátes nostras retríbuas nobis. V/. Ps.lxxviii: 8-9 Dómine, ne memíneris iniquitátum nostrárum antiquárum: cito antícipent nos misericórdiæ tuæ, quia páuperes facti sumus nimis. (Hic genuflectitur) V/. Adjuva nos, Deus, salutáris noster: et propter glóriam nóminis tui, Dómine, líbera nos: et propítius esto peccátis nostris, propter nomen tuum. |
Señor, no nos trates según merecen nuestros pecados, ni según nuestras culpas nos castigues. V/. Señor, no te acuerdes de nuestras antiguas maldades: anticípense a favor nuestro cuanto antes tus misericordias; pues nos hallamos reducidos a extrema miseria. (Aquí se arrodilla.) V/. Ayúdanos, oh Dios salvador nuestro: y por la gloria de tu nombre, líbranos, Señor, y perdona nuestros pecados, por amor a tu nombre |
EVANGELIO Mateo 15,1-20
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthǽum. In illo témpore: Accessérunt ad Jesum ab Jerosólymis scribæ et pharisǽi, dicéntes: «Quare discípuli tui transgrediúntur traditiónem seniórum? Non enim lavant manus suas, cum panem mandúcant.» Ipse autem respóndens, ait illis: «Quare et vos transgredímini mandátum Dei propter traditiónem vestram? Nam Deus dixit: «Hónora patrem et matrem.» Et: «Qui male díxerit patri vel matri, morte moriátur.» Vos autem dícitis: «Quicúmque díxerit patri vel matri: munus quodcúmque est ex me, tibi próderit:» et non honorificábit patrem suum aut matrem suam: et írritum fecístis mandátum Dei propter traditiónem vestram. Hypócritæ, bene prophetávit de vobis Isaías, dicens: «Pópulus hic lábiis me honórat: cor autem eórum longe est a me. Sine causa autem colunt me, docéntes doctrínas et mandáta hóminum.» Et convocátis ad se turbis, dixit eis: «Audíte, et intellégite. Non quod intrat in os, coínquinat hóminem: sed quod procédit ex ore, hoc coínquinat hóminem.» Tunc accedéntes discípuli ejus, dixérunt ei: «Scis, quia pharisǽi, audíto verbo hoc, scandalizáti sunt?» At ille respóndens, ait: «Omnis plantátio, quam non plantávit Pater meus cœléstis, eradicábitur. Sínite illos: cæci sunt et duces cæcórum. Cæcus autem si cæco ducátum præstet, ambo in fóveam cadunt.» Respóndens autem Petrus, dixit ei: «Edíssere nobis parábolam istam.» At ille dixit: «Adhuc et vos sine intelléctu estis? Non intellégitis, quia omne, quod in os intrat, in ventrem vadit, et in secéssum emíttitur ? Quæ autem procédunt de ore, de corde éxeunt, et ea coínquinant hóminem: de corde enim exeunt cogitatiónes malæ, homicídia, adultéria, fornicatiónes, furta, falsa testimónia, blasphémiæ. Hæc sunt, quæ coínquinant hóminem. Non lotis autem mánibus manducáre, non coínquinat hóminem.» |
Continuación del Santo Evangelio según San Mateo En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalén y le preguntaron: «¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros mayores y no se lavan las manos antes de comer?». Él les respondió: «¿Por qué quebrantáis vosotros el mandato de Dios en nombre de vuestra tradición? Pues Dios dijo: “Honra al padre y a la madre” y “El que maldiga al padre o a la madre es reo de muerte”. Pero vosotros decís: “Si uno dice al padre o a la madre: ‘Los bienes con que podría ayudarte son ofrenda sagrada’, ya no tiene que honrar a su padre o a su madre”. Y así invalidáis el mandato de Dios en nombre de vuestra tradición. Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, diciendo: “Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. El culto que me dan está vacío, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos”». Y, llamando a la gente, les dijo: «Escuchad y entended: no mancha al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre». Se acercaron los discípulos y le dijeron: «¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oírte?». Respondió él: «La planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz. Dejadlos, son ciegos, guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo». Pedro le dijo: «Explícanos esta parábola». Él les dijo: «¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis que todo lo que entra por la boca pasa al vientre y se expulsa en la letrina?, pero lo que sale de la boca brota del corazón; y esto es lo que hace impuro al hombre, porque del corazón salen pensamientos perversos, homicidios, adulterios, fornicaciones, robos, difamaciones, blasfemias. Estas cosas son las que hacen impuro al hombre. Pero el comer sin lavarse las manos no hace impuro al hombre». |
OFERTORIO Salmo 108, 21
Dómine, fac mecum misericórdiam tuam, propter nomen tuum: quia suávis est misericórdia tua. |
Señor, obra misericordiosamente conmigo por amor de tu nombre; porque suave es tu misericordia. |
SECRETA
Suscipe, quǽsumus, Dómine, preces pópuli tui cum oblatiónibus hostiárum: et tua mystéria celebrántes, ab ómnibus nos defénde perículis. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, |
Te pedimos, Señor, que recibas las oraciones de tu pueblo con la oblación de estas hostias y que, al celebrar tus misterios, nos defiendas de todos los peligros. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios |
PREFACIO DE CUARESMA
Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui corporáli jejúnio vítia cómprimis, mentem élevas, virtútem largíris, et præmia: per Christum Dóminum nostrum. Per quem majestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Cæli cælorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admítti júbeas deprecámur, súpplici confessióne dicéntes: |
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que, por el ayuno corporal, domas nuestras pasiones, elevas la mente, nos das la virtud y el premio, por Jesucristo nuestro Señor, por quien alaban los Ángeles a tu majestad, la adoran las Dominaciones, la temen las Potestades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las Virtudes de los cielos y los bienaventurados Serafines. Te rogamos que con sus voces admitas también las de los que te decimos, con humilde confesión. |
COMUNIÓN Salmo 15, 11
Notas mihi fecísti vias vitæ: adimplébis me lætítia cum vultu tuo, Dómine. |
Mi hiciste conocer las sendas de la vida: me colmarás de gozo con la vista de tu divino rostro, Señor. |
POSCOMUNIÓN
Sanctíficet nos, Dómine, qua pasti sumus, mensa cœléstis: et a cunctis erróribus expiátos, supérnis promissiónibus reddat accéptos. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen. |
Santifíquenos, oh Señor, esta mesa celestial, de la que acabamos de participar; para que libres de todos los errores, nos haga dignos de las promesas eternas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. |
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Orémus. Humiliáte cápita vestra Deo. Concéde, quǽsumus, omnípotens Deus: ut, qui protectiónis tuæ grátiam quǽrimus, liberáti a malis ómnibus, secúra tibi mente serviámus. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen. |
Oremos. Humillad ante Dios vuestras cabezas. Te suplicamos, oh Dios todopoderoso, nos concedas que quienes buscamos la gracia de tu protección, libres de todo mal, podamos servirte con apacible espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. |
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