II DOMINGO DE CUARESMA
Dominica Secunda in Quadragesima
I clase, morado
Sin Gloria. Tracto. Credo. Prefacio de Cuaresma
Estación en Santa María in Dominica
Statio ad S. Mariam in Dominica
NORMAS GENERALES DE LA CUARESMA
Háblanos hoy el Breviario del patriarca Jacob, modelo que es de entera confianza en Dios, aun en medio de los mayores contratiempos.
Jacob, por la bendición de su padre Isaac, fue constituido como heredero de las divinas promesas hechas antes a Set, a Noé, a Abrahán y a Isaac, las cuales sólo tuvieron cabal cumplimiento en Jesucristo.
Toda la vida de Jacob es figurativa de Cristo y de su Iglesia en el misterio pascual. Dice S. Agustín Que el hecho de la bendición Que Isaac concedió a Jacob tenía un sentido simbólico, por cuanto las pieles del cabrito representaban los pecados, y Jacob revestido de esas mismas pieles era imagen de Aquél que, no teniendo pecados propios, cargó con los ajenos. (Maitines). Simbolismo Que todavía recuerda el Pontifical romano al obispo, cuando se pone los guantes para celebrar misa.
Jacob fue el suplantador de su hermano Esaú, pues le ganó su derecho de primogenitura. Jesús, a su vez, suplantó al demonio, príncipe como se llamaba de este mundo, arrebatándole su presa con un arte y astucia divinas: ars ut artemfalleret.
Jacob en su lucha con el Ángel salió al fin vencedor, y desde entonces le mandó Dios Que se llamase Israel, o sea, fuerte contra Dios. Pero más fuerte aún fue Cristo Jesús, el cual, con los dolores y luchas a brazo partido con el ángel malo, lo venció y, lo que es más, logró desarmar a Dios mismo, atándole las manos de su justicia para que no descargase sobre la tierra culpable los golpes merecidos de su ira.
Además, Jesucristo es nuestro hermano mayor y nuestro capitán. Debemos escuchar sus palabras, porque Él nos ha elegido para ser su propio pueblo. Claramente nos inculca todo esto la Epístola de hoy.
Jesús se aplica también a sí mismo la aparición de la escala de Jacob, para demostrar que en medio de las persecuciones se ve continuamente protegido por la divinidad y por los Ángeles (Juan 1, 51). Dice también S. Hipólito que "así como Esaú urdía la muerte de su hermano, así el pueblo judío tramó la muerte de Cristo y de su Iglesia. Jacob hubo de huir muy lejos; y Cristo a su vez, rechazado por la incredulidad de los suyos, hubo de fugarse a Galilea, en donde le fue dada por esposa la Iglesia, proveniente de raza gentílica". Mas al fin de los tiempos estos dos pueblos, judío y gentil, llegarán a reconciliarse. También el Evangelio de hoy tiene un precursor en la visión de Jacob.
Él vio la gloria de Dios, y también los Apóstoles la vieron en la Transfiguración, y más tarde cuando se les apareció inundado en divinales efluvios después de resucitado.
Hagámonos dignos de contemplarle cuando la Iglesia y su liturgia nos le presenten radiante de gloria el santo día de Pascua, preludio de la Pascua eterna y de la visión beatifica que no tendrá fin, y que colmará plenamente las ansias más hondas y más nobles de nuestro ser.
…
Para conseguir la victoria de nuestros enemigos espirituales nos propone el Introito una ilimitada confianza en la misericordia de Dios, invocándole con todo nuestro corazón. Esta confianza nos ayudará en gran manera a obtener los dos bienes más necesarios en la Cuaresma: la remisión de nuestros pecados, y el auxilio divino para no volver a cometerlos. En la Colecta rogamos a Dios por nuestras necesidades del alma y del cuerpo. Si nuestras súplicas son humildes y sinceras, que el Señor nos concederá ciertamente el remedio de todos nuestros males. Él velará por todas nuestras necesidades del cuerpo, y defenderá nuestra alma de las sugestiones del enemigo, que tan sólo procura nuestra eterna perdición. El Apóstol insiste en la Epístola recomendándonos la santidad de vida que debe resplandecer en todo cristiano, y la Iglesia, proponiéndonos sus palabras, nos advierte la necesidad de aprovechar el tiempo para restaurar en nosotros la imagen de Dios. El cristiano es un vaso de honor preparado y embellecido por la mano del Altísimo; nosotros debemos procurar con todas nuestras fuerzas preservarnos de toda ignominia, de toda degradación, que nos harías dignos de ser apartados muy lejos del Señor. Para purificar nuestras almas durante el tiempo santo de Cuaresma, sirvámonos de la confesión de nuestras faltas, de la compunción del corazón; y para rehabilitar nuestro cuerpo, nos ayudará muchísimo la santa penitencia, la mortificación cristiana. En la Transfiguración del Señor, que recuerda el Evangelio, podemos admirar la sapientísima providencia de Dios. Quiso que fueran testigos de aquel admirable prodigio los mismos que habían de presenciar la ignominia de su pasión, para que el recuerdo de la gloria de Cristo les confortara y sostuviera. Este mismo efecto debe producir en nosotros la consideración de la gloria que Dios tiene preparada para cuantos le sirven como fidelidad, debe esforzarnos aún en las mayores dificultades, sabiendo que nada significan todas las aflicciones de la presente vida, en comparación de aquel premio de la gloria que el Señor tiene preparado para cuantos de veras le aman.
INTROITO Salmo 24,6.3. 22, 1-2
Reminíscere miseratiónum tuárum, Dómine, et misericórdiæ tuæ, quæ a sæculo sunt: ne umquam dominéntur nobis inimíci nostri: líbera nos, Deus Israël, ex ómnibus angústiis nostris. V/. Ad te, Dómine levávi ánimam meam: Deus meus, in te confído, non erubéscam. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén |
Acuérdate, Señor, de tus bondades, y de tus eternas misericordias. Nunca nos dominen nuestros enemigos. Dios de Israel, líbranos de todas nuestras angustias. V/. A ti, Señor, levanto mi alma; Dios mío, en ti busco refugio, no me sienta avergonzado. V/. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. |
COLECTA
Deus, qui cónspicis omni nos virtúte destítui: intérius exteriúsque custódi; ut ab ómnibus adversitátibus muniámur in córpore, et a pravis cogitatiónibus mundémur in mente. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen. |
Oh Dios, que nos ves privados de toda virtud, guárdanos interior y exteriormente, para que seamos fortalecidos contra toda adversidad en el cuerpo, y limpios de malos pensamientos en el alma. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. |
EPÍSTOLA 1 Tesalonicenses 4, 1-7
“No nos ha llamado Dios a la impureza, sino a la santidad, en Jesucristo nuestro Señor.” El recuerdo de nuestro sublime destino nos hace comprender mejor las exigencias de nuestra vocación de cristianos.
Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Thessalonicénses. Fratres: Rogámus vos et obsecrámus in Dómino Jesu, ut quemádmodum accepístis a nobis, quómodo opórteat vos ambuláre et placére Deo, sic et ambulétis, ut abundétis magis. Scitis enim quæ præcépta déderim vobis per Dóminum Jesum. Hæc est enim volúntas Dei, sanctificátio vestra, ut abstineátis vos a fornicatióne, ut sciat unusquísque vestrum vas suum possidére in sanctificatióne et honóre: non in passióne desidérii, sicut et Gentes, quæ ignórant Deum: et ne quis supergrediátur, neque circumvéniat in negótio fratrem suum: quóniam vindex est Dóminus de his ómnibus, sicut prædíximus vobis et testificáti sumus. Non enim vocávit nos Deus in immundítiam, sed in sanctificatiónem: in Christo Jesu Dómino nostro. |
Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Tesalonicenses Hermanos: Os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús: ya habéis aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios; pues comportaos así y seguid adelante. Pues ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús. Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación, que os apartéis de la impureza, que cada uno de vosotros trate su cuerpo con santidad y respeto, no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios. Y que en este asunto nadie pase por encima de su hermano ni se aproveche con engaño, porque el Señor venga todo esto, como ya os dijimos y os aseguramos: Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino santa: en nuestro Señor Jesucristo. |
GRADUAL Salmo 24, 17-18
Tribulatiónes cordis mei dilatátæ sunt: de necessitátibus meis éripe me, Dómine. V/. Vide humilitátem meam et labórem meum: et dimítte ómnia peccáta mea. |
Alíviame las angustias de mi corazón; líbrame, Señor, de mis calamidades. V/. Mira mi miseria y mi dolor y perdona todos mis pecados. |
TRACTO Salmo 105, 1-4
Confitémini Dómino, quóniam bonus: quóniam in sæculum misericórdia ejus. V/. Quis loquétur poténtias Dómini: audítas fáciet omnes laudes ejus? V/. Beáti qui custódiunt judícium, et fáciunt justítiam in omni témpore. V/. Meménto nostri Dómine in beneplácito pópuli tui: vísita nos in salutári tuo. |
Alabad Señor, porque es bueno y eterna su misericordia. V/. ¿Quién pregonará las maravillas del Señor y hará oír todas sus alabanzas? V/. Bienaventurados los que observan la Ley y practican la justicia en todo tiempo. V/. Acuérdate de nosotros, Señor, por el amor que tienes a tu pueblo; ven en nuestro auxilio. |
EVANGELIO Mateo 17, 1-9
Cuando veamos a Cristo en las humillaciones de su pasión, recordemos las grandezas de su transfiguración. Moisés y Elías, es decir, la ley y los profetas (todo el Antiguo Testamento), y la voz de Padre, dan hoy testimonio de su misión.
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Matthæum. In illo témpore: Assúmpsit Jesus Petrum, et Jacóbum, et Joánnem fratrem ejus, et duxit illos in montem excélsum seórsum: et transfigurátus est ante eos. Et resplénduit fácies ejus sicut sol: vestiménta autem ejus facta sunt alba sicut nix. Et ecce apparuérunt illis Móyses, et Elías cum eo loquéntes. Respóndens autem Petrus, dixit ad Jesum: «Dómine, bonum est nos hic esse: si vis, faciámus hic tria tabernácula, tibi unum, Móysi unum, et Elíæ unum. Adhuc eo loquénte, ecce nubes lúcida obumbrávit eos.» Et ecce vox de nube, dicens: «Hic est Fílius meus diléctus, in quo mihi bene complácui: ipsum audíte.» Et audiéntes discípuli, cecidérunt in fáciem suam, et timuérunt valde. Et accéssit Jesus, et tétigit eos: dixítque eis: «Súrgite, et nolíte timére.» Levántes autem óculos suos, néminem vidérunt, nisi solum Jesum. Et descendéntibus illis de monte, præcépit eis Jesus, dicens: «Némini dixéritis visiónem, donec Fílius hóminis a mórtuis resúrgat.» |
Continuación del Santo Evangelio según San Mateo En aquel tiempo: Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan, y subió con ellos aparte a un monte alto. Se transfiguró delante de ellos, y su rostro resplandecía como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la luz. De repente se les aparecieron Moisés y Elías conversando con él. Pedro, entonces, tomó la palabra y dijo a Jesús: «Señor, ¡qué bueno es que estemos aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». Todavía estaba hablando cuando una nube luminosa los cubrió con su sombra y una voz desde la nube decía: «Este es mi Hijo, el amado, en quien me complazco. Escuchadlo». Al oírlo, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis». Al alzar los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús, solo. Cuando bajaban del monte, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». |
Se dice Credo
OFERTORIO Salmo 118, 47-48
Meditábor in mandátis tuis, quæ diléxi valde: et levábo manus meas ad mandáta tua, quæ diléxi. |
Yo pongo mis delicias en tus mandatos, que mucho amo. Alzo mis manos hacia ellos; los amo. |
SECRETA
Sacrifíciis præséntibus, Dómine, quæsumus, inténde placátus: ut et devotióni nostræ profíciant et salúti. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, |
Te rogamos, Señor, atiendas propicio al sacrificio presente, a fin de que nos aproveche para nuestra devoción y salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios |
PREFACIO DE CUARESMA
Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui corporáli jejúnio vítia cómprimis, mentem élevas, virtútem largíris, et præmia: per Christum Dóminum nostrum. Per quem majestátem tuam laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Cæli cælorúmque Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et nostras voces, ut admítti júbeas deprecámur, súpplici confessióne dicéntes: |
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que, por el ayuno corporal, domas nuestras pasiones, elevas la mente, nos das la virtud y el premio, por Jesucristo nuestro Señor, por quien alaban los Ángeles a tu majestad, la adoran las Dominaciones, la temen las Potestades y la celebran con igual júbilo los Cielos, las Virtudes de los cielos y los bienaventurados Serafines. Te rogamos que con sus voces admitas también las de los que te decimos, con humilde confesión. |
COMUNIÓN Salmo 5, 2-4
Intéllige clamórem meum: inténde voci oratiónis meæ, Rex meus, et Deus meus: quóniam ad te orábo, Dómine. |
Escucha mi clamor, presta oídos a la voz de mi oración, Rey mío y Dios mío, porque a ti, Señor, te invoco. |
POSCOMUNIÓN
Súpplices te rogámus, omnípotens Deus: ut, quos tuis réficis sacraméntis, tibi étiam plácitis móribus dignánter deservíre concédas. Per Dominum nostrum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen. |
Te rogamos humildemente, Dios, que, nos alimentas con tus sacramentos, nos concedas servirte dignamente con una vida de tu agrado. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén. |
II Domingo de Cuaresma. Leccionario 1962
Dominica II in Quadragesima. Ad I &II Vesperas
II Domingo de Cuaresma. Guía de los fieles para la santa misa cantada. Kyrial XVII
II Domingo de Cuaresma. Propio y Ordinario de la santa misa
COMENTARIOS CARD. SCHUSTER
SUGERENCIAS PARA LA HOMILÍA SERMÓN DE SAN ANTONIO DE PADUA
COMENTARIOS AL EVANGELIO
- Homilía de maitines A ÉSTE, OÍDLE CONSTANTEMENTE, PORQUE ÉL ES LA VERDAD Y LA VIDA. San León Papa
- Cuando leo el Evangelio y descubro allí el testimonio de la ley y los profetas, pongo mi atención solamente en Cristo. San Jerónimo
-
LA GLORIA DE LA CONVERSACION DE LOS BIENAVENTURADOS. San Francisco de Sales
- DE LOS CONSUELOS ESPIRITUALES. San Juan Bautista de la Salle
- LAS DULZURAS DE DIOS. San Alfonso María de Ligorio
- SANTA TERESA DE JESÚS: LA CONTEMPLACIÓN, DON GRATUITO DE DIOS
- Benedicto XVI ABRIR LOS OJOS DEL CORAZÓN
- ESCUCHAR A CRISTO. Homilía
- Nos han mentido. Homilía
- ¿Qué espera Dios de nosotros? Nuestra santificación. Homilía
PARTITURAS DE LAS ORACIONES Y LECTURAS
Epístola
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Evangelio
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