sábado, 27 de junio de 2020

IV domingo después de Pentecostés / Dominica Quarta post Pentecosten

IV DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
II clase, verde
Gloria, Credo y prefacio de la Santísima Trinidad.
 
 Dominica Quarta post Pentecosten

El evangelio de la pesca milagrosa es el símbolo de las conquistas de la Iglesia y la realización de la palabra de Jesús a san Pedro: En adelante, serás pescador de hombres. En la misa domina la idea de la confianza en Dios en medio de las luchas y sufrimientos de esta vida. San Pablo nos recuerda que estas luchas y sufrimientos no son más que temporales; están ligados a la condición de espera, que es la nuestra y la de toda la creación con nosotros, hasta el día señalado para la plena manifestación de la gloria de los hijos de Dios.  Mientras tanto viene el Señor en nuestra ayuda, nos atrae a sí, nos sostiene, nos perdona y nos levanta.
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El Introito claramente nos manifiesta que el Señor es nuestra luz, nuestro guía, nuestra defensa. Si el Señor es mi protector, ¿qué enemigo podrá atemorizarme, ni qué  peligro podrá hacerme temblar? De El podemos esperar todos los bienes y principalmente la paz, como le pedimos en la Colecta. Ni todas las penas que esta vida, ni todas las tribulaciones deben ser suficientes para impedirnos esta paz, pues ellas, como nos enseña la Epístola, nada son en comparación de la futura gloria que esperamos
El amor de Dios sigue revelándonos sus delicadezas. El mundo se nos presenta con la imagen de un mar lleno de tormenta y peligros. Estamos salvos -pensamiento de la Pascua- pero el enemigo, envidioso de nuestra felicidad, se esfuerza por perdernos de nuevo. No debemos desalentarnos. En medio de todas las luchas, la Providencia de Dios vigila sobre nosotros. Este es el pensamiento dominante de la liturgia de hoy. Para que nuestra confianza en Jesús más y más en nuestros corazones, no olvidemos que si nuestras obras van sostenidas con el auxilio del divino Maestro, no podrán menos de ser muy fructuosas, como nos lo predica el Evangelio

INTROITO Salmo 26,2.3
Dóminus illuminátio mea, et salus mea, quem timébo? Dóminus defénsor vitæ meæ, a quo trepidábo? qui tríbulant me inímici mei, ipsi infirmáti sunt, et cecidérunt. V/.  Si consístant advérsum me castra: non timébit cor meum. V/. Glória Patri et Filio et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén
EL Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré? El Señor es el defensor de mi vida, ¿de quién temblaré? Son mis adversarios y mis enemigos lo que tropiezan y caen. V/.  Aunque se enfrenten ejércitos contra mí, no temerá corazón. V/.  Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo. Como era en el principio, ahora y siempre,  por los siglos de los siglos. Amén.

COLECTA
La sublime y santa devoción de la iglesia teme la guerra y el desorden; pide, pues, a Dios, moderador de todas las cosas, la  paz, necesaria a las almas para bien servirle.
Da nobis, quǽsumus, Dómine: ut et mundi cursus pacífice nobis tuo órdine dirigátur; et Ecclésia tua tranquílla devotióne lætétur.  Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
Concédenos, Señor, te suplicamos, que sea dirigida por el orden de tu providencia la marcha del mundo; y que tu Iglesia se alegre en tu servicio con la tranquilidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.


EPÍSTOLA Romanos 8,18-23
La aplicación de la victoria de Cristo a nuestras vidas humanas se hace en dos tiempos: aquí, bajo la adopción bautismal; allí arriba, por la gloria. En el momento presente no podemos menos de recibir nuestra parte de sufrimientos, los cuales tienen su valor redentor, mas no pueden parangonarse con la gloria que nos  aguarda. 
Léctio Epístolæ beáti Pauli Apóstoli ad Romanos.
Caríssimi: Exístimo quod non sunt condígnæ passiónes hujus témporis ad futúram glóriam, quæ revelábitur in nobis. Nam expectátio creatúræ, revelatiónem filiórum Dei expéctat. Vanitáti enim creatúra subjécta est non volens, sed propter eum, qui subjécit in spe: quia et ipsa creatúra liberábitur a servitúte corruptiónis, in libertátem glóriæ filiórum Dei.
Scimus enim quod omnis creatúra ingemíscit, et párturit usque adhuc. Non solum autem illa, sed et nos ipsi primítias spíritus habéntes: et ipsi intra nos gémimus adoptiónem filiórum expectántes redemptiónem córporis nostri: in Christo Jesu Dómino nostro.

Lección de la carta del Apóstol San Pablo a los Romanos

Carísimos: Considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará. Porque la creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios; en efecto, la creación fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Porque sabemos que hasta hoy toda la creación está gimiendo y sufre dolores de parto. Y no solo eso, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo: en Cristo Jesús, Señor nuestro.


GRADUAL Salmo 78, 9,10
Propítius esto, Dómine, peccátis nostris: ne quando dicant gentes: Ubi est Deus eórum? V/.   Adjuva nos, Deus salutáris noster: et propter honórem nóminis tui, Dómine. líbera nos.
Perdona, Señor, nuestros pecados, para que no digan las gentes: ¿Dónde está su Dios? V/.   Ayúdanos, ¡oh Dios!, salvador nuestro: líbranos, Señor, por la honra de tu nombre.

ALELUYA Salmo 9, 5.10
Allelúja, allelúja. V/.  Deus, qui sedes super thronum, et júdicas æquitátem: esto refúgium páuperum in tribulátione. Allelúja.
Aleluya, aleluya. V/.  ¡Oh Dios!, que estás sentado sobre tu trono y juzgas con rectitud; sé refugio de los pobres en la tribulación. Aleluya.

EVANGELIO Lucas 5,1-11
Desde el día siguiente a Pentecostés la predicación de los apóstoles convertirá a muchos, para realización de la palabra de Jesús a Simón Pedro.” En adelante, serás pescador de hombres”. Esta misma palabra continúa verificándose en la Iglesia durante su larga historia.
Sequéntia sancti Evangélii secúndum Lucam.
In illo témpore: Cum turbæ irrúerent in Jesum, ut audírent verbum Dei, et ipse stabat secus stagnum Genésareth. Et vidit duas naves stantes secus stagnum: piscatóres autem descénderant et lavábant retia. Ascéndens autem in unam navem, quae erat Simónis, rogávit eum a terra redúcere pusíllum. Et sedens docébat de navícula turbas. Ut cessávit autem loqui dixit ad Simónem: "Duc in altum, et laxáte rétia vestra in captúram." Et respóndens Simon, dixit illi "Præcéptor, per totam noctem laborántes, nihil cepimus: in verbo autem tuo laxábo rete." Et cum hoc fecíssent, conclusérunt píscium multitúdinem copiósam: rumpebátur autem rete eórum. Et annuérunt sóciis, qui erant in ália navi, ut venírent et adjuvárent eos. Et venérunt et implevérunt ambas navículas ita ut pene mergeréntur. Quod cum vidéret Simon Petrus, prócidit ad génua Jesu dicens: "Exi a me quia homo peccátor sum Dómine." Stupor enim circumdéderat eum, et omnes, qui cum illo erant, in captúra píscium, quam céperant: simíliter autem Jacóbum et Joánnem, fílios Zebedǽi, qui erant sócii Simónis. Et ait ad Simónem Jesus: "Noli timére: ex hoc jam hómines eris cápiens." Et subdúctis ad terram návibus, relíctis ómnibus, secuti sunt eum

Continuación del Santo Evangelio según San Lucas

En aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la palabra de Dios, estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes. Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente. Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca». Respondió Simón y dijo: «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes». Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo: «Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador». Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y Jesús dijo a Simón: «No temas; desde ahora serás pescador de hombres». Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.

Se dice Credo

OFERTORIO Salmo 12,4-5
Illúmina óculos meos, ne umquam obdórmiam in morte: ne quando dicat inimícus meus: Præválui advérsus eum.
Alumbra mis ojos, para que no duerma jamás en la muerte; no diga mi enemigo: He podido más que él!

SECRETA
Oblatiónibus nostris, quǽsumus, Dómine, placáre suscéptis: et ad te nostras étiam rebélles compélle propítius voluntátes. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus,
Aplácate, Señor, al recibir nuestras ofrendas; y fuerza bondadoso nuestras rebeldes voluntades a que  vayan a ti. Por nuestro Señor Jesucristo. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios

PREFACIO DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD
Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:
En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distin­ción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines: los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz.

COMUNIÓN Salmo 17, 34
Dóminus firmaméntum meum, et refúgiam meum, et liberátor meus: Deus meus, adjútor meus.
EL Señor es mi firme apoyo, mi refugio y mi libertador; mi Dios y mi auxiliador.

POSCOMUNIÓN
Mystéria nos, Dómine, quǽsumus, sumpta puríficent, et suo múnere tueántur.  Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
Purifíquennos, Señor, los santos misterios que acabamos de recibir y defiéndan­nos con su eficacia. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.

Folleto PDF (más abajo)

IV Domingo Después de Pentecostes. Guía de los fieles para la santa misa cantada. Kyrial Orbis Factor

IV DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS. Ordinario y propio de la santa misa rezada