sábado, 12 de febrero de 2011

VI DOMINGO DESPUES DE EPIFANÍA


VI DOMINGO DESPUES DE EPIFANÍA
II clase, verde
Gloria, Credo y prefacio de la Trinidad

Las obras divinas obedecen a leyes sobrenaturales que desconciertan frecuentemente los cálculos humanos. San Pablo lo hace notar a los tesalonicences al subrayar el éxito de la predicación del Evangelio entre ellos. A pesar de las muchas y graves dificultades, se han convertido en gran número y por todas parte se habla de su fe ardiente. El Espíritu Santo ha obrado con el vigor de su acción. Las parábolas del grano de mostaza y la levadura  expresan este pensamiento. Traída al mundo por Cristo la palabra de Dios y anunciada por la Iglesia, obra como la levadura en medio de la masa o como la semilla dentro de la tierra, recibida por las almas generosas produce en ellas un poder de transformación sorprendente.
Cristo, que dice "hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo", (Ev.) ha de ser el motivo de nuestra continua consideración para que nuestra vida sea coherente con nuestra fe (Or. Col.). La Santa Misa y la Comunión son momentos privilegiados donde Cristo nos purifica, nos renueva, nos proteje, nos gobierne (Secr.) y se nos da como vida verdadera (Posc.)  
El introito, gradual, aleluya, ofertorio y comunión nos invita como en los domingos anteriores a alegrarse por la maravillosa acción de Dios.
TEXTOS DE LA MISA MISA
Introito. Salm. 96.7-8.1- Adorad a Dios sus ángeles todos; oyólo y alborozóse Sión, y regocijáronse las hijas de Judá.  V/.- Reina el Señor, rego­cíjese la tierra; alégrense todas las islas. Gloria al Padre,

Colecta.- Concédenos, te rogamos, oh Dios omnipotente, que pensando siempre propósitos rectos, cumplamos  de palabra y de obra lo que a ti te agrada. Por nuestro Señor.

Epístola. Tes. 1.2-10.-  El haber sido objeto de la elección divina nos debe llenar de gozo y de una apacible confianza en la espera de la venida en gloria de nuestro Señor Jesucristo.
Hermanos: Siempre damos gracias a Dios por todos ustedes, cuando los recordamos en nuestras oraciones, y sin cesar tenemos presente delante de Dios, nuestro Padre, cómo ustedes han manifestado su fe con obras, su amor con fatigas y su esperanza en nuestro Señor Jesucristo con una firme constancia. Sabemos, hermanos amados por Dios, que ustedes han sido elegidos. Porque la Buena Noticia que les hemos anunciado llegó hasta ustedes, no solamente con palabras, sino acompañada de poder, de la acción del Espíritu Santo y de toda clase de dones. Ya saben cómo procedimos cuando estuvimos allí al servicio de ustedes. Y ustedes, a su vez, imitaron nuestro ejemplo y el del Señor, recibiendo la Palabra en medio de muchas dificultades, con la alegría que da el Espíritu Santo.  Así llegaron a ser un modelo para todos los creyentes de Macedonia y Acaya. En efecto, de allí partió la Palabra del Señor, que no sólo resonó en Macedonia y Acaya: en todas partes se ha difundido la fe que ustedes tienen en Dios, de manera que no es necesario hablar de esto. Ellos mismos cuentan cómo ustedes me han recibido y cómo se convirtieron a Dios, abandonando los ídolos para servir al Dios vivo y verdadero, y esperar a su Hijo, que vendrá desde el cielo: Jesús, a quien él resucitó y que nos libra de la ira venidera.

Gradual. Salm. 101.16-17.- Los pueblos venerarán tu nombre, Señor, y todos los reyes de la tierra tu gloria. Porque el Señor reedificará Sión y en ella será visto en su majestad.   
Aleluya. Salm 96.1.- Aleluya, aleluya, V/. Reina el Señor; regocíjese la tierra, alégrense todas las islas. Aleluya.

Evangelio. Mat. 13.31-35.-  Entre las parábolas del reino, las del grano de mostaza y de la levadura anuncian la maravillosa propagación de la Iglesia hasta el final de los tiempos.
En aquel tiempo: Dijo Jesús a las turbas esta parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un grano de mostaza que un hombre sembró en su campo.  En realidad, esta es la más pequeña de las semillas, pero cuando crece es la más grande de las hortalizas y se convierte en un arbusto, de tal manera que los pájaros del cielo van a cobijarse en sus ramas". Después les dijo esta otra parábola: "El Reino de los Cielos se parece a un poco de levadura que una mujer mezcla con gran cantidad de harina, hasta que fermenta toda la masa". Todo esto lo decía Jesús a la muchedumbre por medio de parábolas, y no les hablaba sin parábolas,  para que se cumpliera lo anunciado por el Profeta: Hablaré en parábolas, anunciaré cosas que estaban ocultas desde la creación del mundo..—Credo.

Ofertorio. Salm. 117.16-17.-  La diestra  del  Señor  ha obrado proezas, la diestra del Señor me ha ensalzado; no moriré, sino viviré, y pregonaré las obras del Señor.

Secreta.- Esta oblación, oh Dios, nos purifique, nos renueve, diriga y proteja. Por nuestro Señor.

Prefacio de la Santísima Trinidad.- En verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Señor, no en ­la individualidad de una persona, sino en la trinidad de una sola sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos tam­bién de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distin­ción. De suerte, que confe­sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la pro­piedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a  una voz. Santo...

Comunión. Luc.4.22.-  Maravillávanse todos de las palabras que salían de la  boca  de Dios.

Poscomunión.- Alimentados con las delicias celestiales, te regamos, Señor, que siempre apetezcamos este alimento con que verderamente vivimos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.