XIV domingo después de
Pentecostés
II clase, verde
Gloria, Credo y Prefacio de la
Santísima Trinidad
Las
lecturas del Breviario están sacadas, o bien del libro santo del Eclesiástico,
si el domingo cae dentro del mes de agosto, o del libro de Job, si por el
contrario cae en septiembre.
Comentando
San Gregorio el libro de Job, dice: "Hay hombres que se tiran alocados a
los bienes deleznables, ignorando que existen los eternos o no haciendo aprecio
alguno de ellos. Creados para contemplar la luz de la verdad, no elevan jamás
hasta ella los ojos del alma, jamás tienen un deseo, jamás intentan un vuelo
hacia la contemplación de la patria perdurable. Se abandonan a los placeres en
que se hallan engolfados, y aman, cual si fuera su patria, el triste lugar del
destierro. En el abismo de las tinieblas están tan alegres como si una radiante
luz los alumbrara. Los elegidos, por el contrario, no teniendo para ellos los
bienes transitorios valor alguno, buscan aquellos para los cuales sus almas
fueron criadas. Aprisionados en este mundo por las ataduras de la carne,
procuran remontarse por encima de este mundo y toman la saludable resolución de
despreciar lo que pasa con el tiempo y de suspirar por las cosas que perduran.”
A
Job nos le presenta la Sagrada Escritura como tipo despegado de los bienes de
la tierra. "Job sufrió con paciencia y dijo: Si hemos recibido los dones
de Dios ¿por qué no recibiremos también los males? El Señor me dio estos bienes,
Él me los ha quitado; bendito sea el nombre del Señor."
La
misa de este día se halla embebida en los mismos pensamientos. El Espíritu
Santo, cuyas abundantes efusiones recayeron sobre la Iglesia en las fiestas de
Pentecostés, formó en nosotros un hombre nuevo, que se opone a las
manifestaciones del hombre viejo, o sea, a la concupiscencia de la carne y la
búsqueda de riquezas.
El
Espíritu de Dios es espíritu de libertad, pues nos hace hijos de Dios nuestro
Padre y hermanos de Cristo nuestro Señor. Mas para llegar a redimirnos y
alcanzar esa envidiable libertad de los hijos de Dios, para llegar a ser
hermanos de Cristo, preciso es crucificar la carne juntamente con sus vicios y
concupiscencias, y esclavizar a esa carne que guerrea contra el espíritu
(Epístola).
Esos
son los dos señores principales que se disputan la posesión y el servicio del
hombre; y sin embargo, ya nos dice Jesús en el Evangelio de hoy, que no podemos
servir a la vez a dos señores, porque, de intentarlo, no tendríamos contento a
ninguno de ellos. Además, no hay lugar a vacilación cuando se trata de escoger
un señor a quien servir. Porque a la carne nada le debemos, sino sucias manchas
que nos afean y avergüenzan. Nada debemos al mundo, sino ocasiones de traspiés
e incitaciones al mal; nada finalmente al demonio. Por eso, nadie ama al
demonio, aunque se le soporta con gusto. Nadie tampoco odia a Dios, pero sí se
le desprecia, o sea, que no se le teme como quien está seguro de su bondad,
olvidando que la paciencia de Dios nos convida a penitencia (Eclesiástico 6, 6)
lejos de animarnos a permanecer encharcados en el mal. (Tercer Nocturno).
Dios
y sólo Dios es nuestro amo. Él tiene exclusivo derecho a nuestro dominio, a
nuestros servicios, derecho de creación y derecho de conquista, pues tuvo a
bien rescatarnos del poder de Satanás con muy subido precio. Así, busquemos
ante todo servir a Dios con todas veras, porque se lo debemos en estricta
justicia y además nos irá bien en su santo servicio. Es buen pagador, al revés
del mundo, del demonio y de la carne, los cuales, tras de prometer mucho, dan
poco, y aun eso, aguado con mil hieles de pesares y zozobras. Busquemos en todo
y siempre el reino de Dios y su justicia (Evangelio y Comunión), o sea, su
mayor gloria; que lo demás ya vendrá con esto, porque nada falta a los que le
temen, y "a ningún justo se le ha visto abandonado". Cifremos en Él
nuestra esperanza (Gradual), pues Él es nuestro protector (Introito) y hasta
envía a su Ángel para librar a los que le sirven (0fertorio). Él es quien
conserva nuestra flaca naturaleza, que sin su ayuda, forzosamente había de sucumbir
(Colecta).
Preocupémonos
ante todo de servir a Dios. Cualquiera otra inquietud sería injuriosa para
nuestro Padre celestial, el cual nos ama: "Ipse Parer amat vos". Nos
ama como a hijos carísimos; por lo cual no puede consentir que nos falte lo
necesario aun para la vida del cuerpo, en comida ni en vestido, pues no falta a
los mismos animalitos, sin embargo de valer harto menor que nosotros.
INTROITO Salmo 83,
10-11. 2-3
El cristiano que implora la protección divina recuerda
humildemente a Dios que él lo es todo para sus hijos.
Protéctor
noster, áspice, Deus, et réspice in faciem Christi tui: quia mélior est dies
una in átriis tuis super míllia. V/. Quam dilécta tabernácula tua, Dómine
virtútum! Concupíscit, et déficit ánima mea in átria Dómini. V/. Glória Patri et Filio et
Spiritui Sancto. Sicut erat in principio
et nunc et semper, et in saecula saeculorum. Amén
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Oh
Dios! escudo nuestro, levanta los ojos y mira el rostro de tu Ungido; porque
mejor es un día en tus atrios que mil fuera de ellos. V/.¡Cuán amables son tus
moradas, Señor de los ejércitos! Mi alma suspira y desfallece por los atrios
del Señor. V/. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu
Santo. Como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.
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COLECTA
Custódi,
Dómine, quǽsumus, Ecclésiam tuam propitiatióne perpétua: et quia sine te
lábitur humána mortálitas; tuis semper auxíllis et abstrahátur a nóxiis, et
ad salutária dirigátur. Per Dominum
Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in unitate Spiritus
Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
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Te
rogamos, Señor, guardes siempre misericordiosamente a tu Iglesia; y pues sin
ti no puede sostenerse la humana naturaleza mortal, haz que tus auxilios la
preserven siempre de lo nocivo y la dirijan a lo saludable. Por nuestro Señor
Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo
y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
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EPÍSTOLA Gálatas 5, 16-24
A medida que se deja guiar el cristiano por el Espíritu Santo,
va aprendiendo a descubrir el mal y a
apartarse de él como por instinto. Igualmente se siente inclinar
espontáneamente hacia «las obras del Espíritu» y transformarse en un ser nuevo.
Lectio
Epistolae beati Pauli Apostoli ad Galatas.
Fratres:
Spíritu ambuláte, et desidéria carnis non perficiétis. Caro enim concupíscit
advérsus spíritum, spíritus autem advérsus carnem: hæc enim sibi ínvicem
adversántur, ut non quæcúmque vultis, illa faciátis. Quod si spíritu
ducímini, non estis sub lege. Manifésta autem sunt ópera carnis, quæ sunt
fornicátio, inmundítia, luxúria, idolórum sérvitus, venefícia, inimicítiæ,
contentiónes, æmulatiónes, iræ, rixæ, dissensiónes, sectæ, invídiæ,
homicídia, ebrietátes, comesatiónes, et his simília: quæ prǽdico vobis, sicut
prædíxi: quóniam, qui tália agunt, regnum Dei non consequéntur. Fructus autem
Spíritus est: cáritas, gáudium, pax, patiéntia, benignitas, bonitas,
longanímitas, mansuetúdo, fides, modéstia, continéntia, cástitas. Advérsus
huiúsmodi non est lex. Qui autem sunt Christi, carnem crucifixérunt cum
vitiis et concupiscéntiis.
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Lectura
del Apóstol San Pablo a los Gálatas.
Hermanos:
Vivid según el espíritu y no satisfaréis los apetitos de la carne. Porque la
carne tiene deseos contrarios a los del espíritu, y el espíritu, contrarios a
los de la carne; son entre sí opuestos, por lo cual no hacéis lo que queréis.
Mas si os conduce el Espíritu, no estáis bajo la Ley. Manifiestas son las
obras de la carne: fornicación, deshonestidad, lujuria, idolatría, magia,
enemistades, pleitos, enojos, celos, riñas, disensiones, herejías, envidias,
homicidios, embriagueces, orgías, y cosas parecidas. Os prevengo, como ya
tengo dicho, que los que tales cosas hacen no alcanzarán el reino de Dios. Al
contrario, los frutos del Espíritu son: caridad, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, longanimidad, mansedumbre, fe, modestia, continencia,
castidad. Contra tales cosas no hay Ley. Pero los que son de Cristo, han
crucificado su carne con sus pasiones y concupiscencias.
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GRADUAL Salmo 117, 8-9
Bonum est
confídere in Dómine, quam confídere in hómine. V/. Bonum est
speráre in Dómino, quam speráre in princípibus.
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Mejor
es confiar en el Señor que confiar en el hombre. V/. Mejor es esperar en el Señor que esperar en
los príncipes.
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ALELUYA Salmo 94,1
Allelúia,
allelúia. V/. Veníte
exsultémus Dómino, jubilémus Deo salutári nostro. Allelúia.
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Aleluya,
aleluya. V/. Venid,
cantemos alegres al Señor; aclamemos a Dios nuestro Salvador. Aleluya.
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EVANGELIO Mateo 6, 24-33
«Buscad primero el reino de Dios y su justicia”. Se trata aquí de la actitud
fundamental de nuestra vida en relación con los bienes terrenos. Debemos
confiar siempre en Dios, pase lo que quiera, aun en medio de las necesidades
más apremiantes
Sequentia
sancti Evangelii secundum Matthǽum.
In
illo tempore: Dixit Jesus discípulis suis: "Nemo potest duóbus dóminis
servíre: aut enim unum ódio habébit, et álterum diliget: aut unum sustinébit,
et alterum contémnet. Non potéstis Deo servíre et mamónæ. Ideo dico vobis, ne
sollíciti sitis ánimae vestræ quid manducétis, neque córpori vestro quid
induámini. Nonne ánima plus est quam esca: et corpus plus est
quam vestiméntum? Respícite volatília cæli, quóniam non serunt, neque metunt,
neque cóngregant in hórrea: et Pater vester cæléstis pascit illa. Nonne vos
magis pluris estis illis? Quis autem vestrum cógitans potest adjícere ad
statúram suam cúbitum unum? Et de vestiménto quid sollíciti estis?
Consideráte lilia agri, quómodo crescunt: non labórant, necque nent. Dico
autem vobis, quóniam nec Sálomon in omni glória sua coopértus est sicut unum
ex istis. Si autem fœnum agri, quod hódie est, et cras in clíbanum míttitur,
Deus sic vestit: quanto magis vos módicæ fidei? Nolite ergo sollíciti esse,
dicentes: 'Quid manducábimus,' aut 'quid bibemus,' aut 'quo operiemur'? Hæc
enim ómnia gentes inquírunt. Scit enim Pater vester, quia his ómnibus
indigétis. Quǽrite ergo primum regnum Dei, et justítiam eius: et hæc ómnia
adjiciéntur vobis."
|
Lectura
del santo Evangelio según san Mateo.
En
aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Nadie puede servir a dos señores,
porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o al uno sufrirá y al otro
despreciará. No podéis servir a Dios y a las riquezas. Por tanto os digo: No
os inquietéis por vuestra vida, qué comeréis, ni por vuestro cuerpo, con qué
os vestiréis. ¿No es más el alma que la comida, y el cuerpo más que el
vestido? Mirad las aves del cielo cómo no siembran, ni siegan, ni tienen
graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. Pues ¿no valéis vosotros
mucho más que ellas? ¿Quién de vosotros, a fuerza de discurrir, puede añadir
un codo a su estatura? y ¿por qué inquietaros por el vestido? Observad cómo
crecen los lirios del campo; no trabajan, ni hilan. Y, sin embargo, yo os
digo que ni Salomón en toda su gloria llegó a vestirse como uno de estos
lirios. Pues si al heno del campo, que hoy es y mañana se echa al horno, Dios
así viste, ¿cuánto más a vosotros, hombres de poca fe? No os preocupéis,
pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o con qué nos cubriremos?
Por estas cosas se afanan los paganos. Mas sabe vuestro .Padre celestial que
las necesitáis. Buscad, pues, primero el reino de Dios y su justicia; y todo
lo demás se os dará por añadidura.
|
Se dice Credo
OFERTORIO Salmo 33, 8-9
Immíttet
Angelus Dómini in circúitu timéntium eum, et erípet eos: gustáte, et vidéte,
quóniam suávis est Dóminus.
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Acampará
el ángel del Señor alrededor de los que le temen, y los librará; gustad y ved
cuán bueno es el Señor.
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SECRETA
Concéde
nobis, Dómine, quǽsumus, ut hæc hóstia salutáris, et nostrórum fiat purgátio
delictórum, et tuæ propitátio potestátes. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat in
unitate Spiritus Sancti, Deus,
|
Te
rogamos, Señor, nos concedas que esta hostia saludable nos purifique de
nuestros pecados y atraiga sobre nosotros el favor de tu potestad. Por
nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la unidad del
Espíritu Santo y es Dios
|
PREFACIO DE LA SANTÍSIMA
TRINIDAD
Vere
dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et ubíque grátias
ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Qui cum unigénito Fílio
tuo, et Spíritu Sancto, unus es Deus, unus es Dóminus: non in uníus
singularitáte persónæ, sed in uníus Trinitáte substántiæ. Quod enim de tua
gloria, revelánte te, crédimus, hoc de Fílio tuo, hoc de Spíritu Sancto, sine
differéntia discretiónis sentimus. Ut in confessióne veræ sempiternáeque
Deitátis, et in persónis propríetas, et in esséntia únitas, et in majestáte
adorétur æquálitas. Quam laudant Angeli atque Archángeli, Chérubim quoque ac
Séraphim: qui non cessant clamáre quotídie, una voce dicéntes:
|
En
verdad es digno y justo, equitativo y saludable, darte gracias en todo tiempo
y lugar, Señor, santo Padre, omnipotente y eterno Dios, que con tu unigénito
Hijo y con el Espíritu Santo eres un solo Dios, un solo Señor, no en la
individualidad de una sola persona, sino en la trinidad de una sola
sustancia. Por lo cual, cuanto nos has revelado de tu gloria, lo creemos
también de tu Hijo y del Espíritu Santo, sin diferencia ni distinción. De
suerte, que confesando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la
propiedad en las personas, la unidad en la esencia, y la igualdad en la
majestad, la cual alaban los Ángeles y los Arcángeles, los Querubines y los
Serafines, que no cesan de cantar a diario, diciendo a una voz:
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COMUNIÓN Mateo 6, 33
Primum
quǽrite regnum Dei, et ómnia adjiciéntur vobis, dicit Dóminus.
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Buscad
primero el reino de Dios, y todo lo demás se os dará por añadidura; dice el
Señor.
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POSCOMUNIÓN
Purificent
semper et múniant tua sacraménta nos, Deus: et ad perpétuæ ducant salvatiónis
efféctum. Per Dominum Jesum Christum, Filium Tuum, qui Tecum vivit et regnat
in unitate Spiritus Sancti, Deus, per omnia saecula saeculorum. Amen.
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Oh
Dios!, que tus sacramentos nos purifiquen y defiendan siempre; y produzcan en
nosotros como efecto la salvación
eterna. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que contigo vive y reina en la
unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Amén.
|
Folleto
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PDF LATÍN-CASTELLANO (más abajo)
XIV Domingo Después de Pentecostés. Leccionario
XIV Domingo Después de Pentecostes. Guía de los fieles para la santa misa cantada. Kyrial Orbis Factor
XIV Domingo Despues de Pentecostes. Propio y Ordinario de la santa misa
GUIA PARA LA MISA CANTADA. Kyrial de Angelis
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14th Sunday after Pentecost - Epistle | ||
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