La misa “Rorate” es la misa votiva de la Virgen María para el tiempo de Adviento. Durante el tiempo de Adviento, la Liturgia celebra con frecuencia y de modo ejemplar a la Virgen María: recuerda algunas mujeres de la Antigua Alianza, que eran figura y profecía de su misión; exalta la actitud de fe y de humildad con que María de Nazaret se adhirió, total e inmediatamente, al proyecto salvífico de Dios; subraya su presencia en los acontecimientos de gracia que precedieron el nacimiento del Salvador.
El nombre de misas Rorate es debido al Introito tomado de Is. 45, 8, texto que expresa el anhelo de los profetas de Israel por la venida del Mesías, el cual la Iglesia hace suyo en el tiempo de Adviento:
Como característica propia, estas misas han de ser celebradas con poca luz –evitando la luz eléctrica, a poder ser- y alumbrando el altar con abundantes velas, en espera del amanecer. Los fieles portan las velas, no solo para iluminar el lugar, sino como símbolo de que la unión de muchas luces individuales repele la oscuridad y las tinieblas. La luz que recibieron en su bautismo no la esconden, como dice Jesús en el Evangelio de San Mateo, sino que sirve para iluminar. Al final de la Misa se empieza a ver el sol, que ya sube. Amanece un nuevo día, en símbolo que al final del Adviento recordaremos el Nacimiento del Sol que nace de lo alto, como llamó Zacarías a Jesús. En el Adviento nos preparamos a la fiesta del nacimiento de Cristo, y con la Virgen nos preparamos a una llegada de Aquel que es la Luz y ha venido a disipar nuestras tinieblas y a iluminarnos en gracia y santidad.
Esta misa puede celebrarse por indulto durante todo el tiempo de Adviento, en las ferias y los sábados, con ornamentos blancos o morados. En sábado se recita Gloria. Se conmemora la feria de Adviento.
Roráte cæli désuper, et nubes pluant justum: aperiátur terra, et
gérminet Salvatórem. V/. Benedixísti, Dómine, terram tuam: avertísti
captivitátem Jacob. V/. Glória Patri.
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¡Oh cielos!, derramad desde arriba vuestro rocío, y llu
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Deus, qui de beatæ Maríæ Vírginis útero Verbum tuum, Angelo nuntiante,
carnem suscípere voluísti: præsta supplícibus tuis; ut, qui vere eam
Genetrícem Dei crédimus, ejus apud te intercessiónibus adjuvémur. Per eúmdem
Dóminum.
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Oh Dios, que quisiste que tu Verbo tomase carne en las entrañas de
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LÉCTIO ISAÍÆ PROPHÉTÆ.
In diébus illis: Locútus est Dóminus ad Achaz, dicens «Pete tibi
signum a Dómino Deo tuo in profúndum inférni sive in excélsum supra.» Et
dixit Achaz: «Non petam, et non tentábo Dóminum.» Et dixit «Audíte ergo domus
David: Numquid parum vobis est, moléstos esse homínibus quia molésti estis et
Deo meo? Propter hoc dabit Dóminus ipse vobis signum. Ecce virgo concípiet et
páriet fílium, et vocábitur nomen ejus Emmánuel. Butýrum et mel cómedet, ut sciat reprobáre
malum, et elígere bonum.»
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LECTURA DEL PROFETA ISAÍAS
En aquellos días: El Señor volvió a hablar a Ajaz y le
dijo: «Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo
alto del cielo». Respondió Ajaz: «No lo pido, no quiero tentar al Señor». Entonces
dijo Isaías: «Escucha, casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres, que
cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un
signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por
nombre Emmanuel. Comerá requesón con miel, para que aprenda a rechazar
el mal y a escoger el bien.
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Tóllite portas príncipes, vestras: et elevámini, porte æternáles: et
introíbit Rex glóriæ. V/. Quis
ascéndet in montem Dómini? aut quis stabit in loco sancto ejus? Innocens
mánibus et mundo corde.
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L
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Allelúja, allelúja. V/. Ave
María, grátia plena: Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus et benedíctus
fructus ventris tui. Allelúja.
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Aleluya, aleluya. V/. Dios te
salve, María, llena de gracia, el Señor es contigo, bendita tu eres entre todas
las mujeres. Aleluya.
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SEQUÉNTIA SANCTI EVANGÉLII SECÚNDUM LUCAM.
In illo témpore: Missus est Angelus Gábriel a Deo in civitátem
Galilǽæ, cui nomen Názereth, ad Vírginem desponsátam viro, cui nomen erat
Joseph, de domo David, et nomen Vírginis María. Et ingréssus Angelus ad eam,
dixit: «Ave grátia plena: Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus.» Quæ cum
audísset, turbáta est in sermóne ejus: et cogitábat qualis esset ista
salutátio. Et ait Angelus ei: «Ne tímeas, María, invenísti enim grátiam apud
Deum: ecce concípies in útero, et páries fílium, et vocábis nomen ejus Jesum.
Hic erit magnus, et Fílius Altíssimi vocábitur, et dabit illi Dóminus Deus
sedem David patris ejus: et regnábit in domo Jacob in ætérnum, et regni ejus
non erit finis.» Dixit autem María ad Angelum: «Quómodo fiet istud, quóniam virum non
cognósco?» Et respóndens Angelus, dixit ei: «Spíritus Sanctus supervéniet in
te, et virtus Altíssimi obumbrábit tibi. Ideóque et quod nascétur ex te
Sanctum vocábitur Fílius Dei. Et ecce Elísabeth cognáta tua, et ipsa concépit
fílium in senectúte sua: et hic mensis sextus est illi, quæ vocátur stérilis:
qui non erit impossíble apud Deum omne verbum.» Dixit autem María: «Ecce
ancílla Dómini, fiat mihi secúndum verbum tuum.»
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LECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios
a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre
llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. El
ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor
está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba
qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado
gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le
pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor
Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para
siempre, y su reino no tendrá fin». Y María dijo al ángel: « ¿Cómo será eso,
pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá
sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo
que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha
concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban
estéril, porque para Dios nada hay
imposible». María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí
según tu palabra».
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Ave María, grátia plena: Dóminus tecum: benedícta tu in muliéribus et
benedíctus fructus ventris tui.
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Dios te salve, María, llena eres de gracia, el Señor es contigo;
bendita tu eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre.
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In méntibus nostris, quæsumus, Dómine, veræ fídei sacraménta confirma:
ut, qui concéptum de Vírgine Deum verum et hóminem confitémur; per ejus
salutíferæ resurrectiónis poténtiam, ad ætérnam mereámur perveníre lætítiam.
Per Dóminum nostrum.
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Te suplicamos, Señor, que confirmes en nuestras almas los sacramentos
de la fe verdadera; a fin de que quienes confesamos al verdadero Dios y
hombre concebido de una Virgen, merezcamos llegar en virtud de su saludable
resurrección a la felicidad eterna. Por el mismo Señor tú Hijo, que contigo
vive.
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Vere dignum et iustum est, æquum et salutáre, nos tibi semper et
ubíque grátias ágere: Dómine, sancte Pater, omnípotens ætérne Deus: Et te in veneratione beátæ Maríæ semper
Vírginis collaudáre, benedícere, et predicáre. Quæ et Unigénitum tuum Sancti
Spíritus obumbratióne concépit: et virginitátis glória permanénte lumen
ætérnum mundo effúdit, Jesum Christum Dóminum nostrum. Per quem majestátem tuam
laudant Angeli, adórant Dominatiónes, tremunt Potestátes. Cæli cælorúmque
Virtútes, ac beáta Séraphim, sócia exsultatióne concélebrant. Cum quibus et
nostras voces, ut admítti júbeas deprecámur, súpplici confessióne dicéntes:
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EN VERDAD es digno y justo, equitativo y saludable que en todo tiempo
y lugar demos gracias, Señor Santo, Padre omnipotente, Dios eterno y alabarte
y bendecirte y glorificarte en la veneración de la bienaventurada siempre
Virgen María que concibió a tu Unigénito Hijo por obra del Espíritu Santo y
permaneciendo intacta la gloria de su virginidad dio al mundo la luz eterna,
Jesucristo Nuestro Señor. Por quien los Ángeles alaban a tu majestad, las
dominaciones la adoran, tiemblan las potestades, los cielos y las virtudes de
los cielos, y los bienaventurados
serafines la celebran con igual júbilo. Te rogamos que con sus alabanzas
recibas también las nuestras cuando te decimos con humilde confesión.
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Ecce virgo concípiet et páriet fílium, et vocábitur nomen ejus
Emmánuel.
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Sabed que una Virgen concebirá y dará a luz un hijo: cuyo nombre será
Emmanuel.
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Grátiam tuam, quǽsumus, Dómine, méntibus nostris infúnde: ut qui,
Angelo nuntiánte, Christi Fílii tui incarnatiónem cognóvimus; per passiónem
ejus et crucem, ad resurrectiónis glóriam perducámur. Per Dóminum.
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Te suplicamos, Señor, que infundas tu gracia en nuestras almas, a fin
de que quienes hemos conocido por el anuncio del ángel la encarnación de
Cristo, tu Hijo, seamos conducidos a la gloria de la resurrección por los
meritos de su Pasión y muerte. Por el mismo Señor, tu Hijo, que contigo vive
y reina….
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